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INVESTIGACIÓN

El informe de control al Instituto Carlos Salazar Romero fue realizado por órgano de control interno de la Dirección Regional de Educación de Ancash, el cual contiene datos que deben llevar a reflexión sobre el uso de los bienes del estado, fundamentalmente porque estamos ante un predio de 40 mil metros cuadrados que las autoridades de turno de dicho instituto creían que era su chacra. Si existe renta de por medio, es lógico que esta sea ordenada, fiscalizada, y su uso se convierte en beneficio del instituto. Lamentablemente, eso no ha ocurrido. ¿Cómo puede ser posible que un vigilante sea el recaudador de los ingresos que producen los alquileres del campo deportivo y la cochera? Es más, señala el informe que ese vigilante es quien hace el depósito de manera directa a la cuenta de la institución, como para no creerlo. Es decir, los alquileres de los locales que se ubican entre las avenidas Pacífico y Anchoveta se han manejado bajo una informalidad terrible y que en la actualidad hay de por medios tres juicios que sin duda originan pérdidas a la institución. Es más, uno de los juicios es contra un colegio privado que se encuentra en pleno funcionamiento y cuenta con un área considerable. Es cierto que existen normas, que les permiten a las instituciones educativas públicas obtener determinados ingresos, pero estos deben ser fiscalizados; se deben realizar bajo un ordenamiento económico administrativo, que en el caso del Instituto Salazar Romero no ha sido así, por eso el informe de la Contraloría, que alerta sobre esta situación totalmente irregular, la cual lleva más de una década con este tipo de actividades. Si está de por medio la Dirección Regional de Educación de Ancash, debe ser esta entidad la que intervenga para reorganizar totalmente el aparato administrativo de esta institución. Solo falta leer el informe para entender la magnitud de las cifras que se manejan por los alquileres que se han realizado en los últimos dos años. Alguien tendrá que responder a este informe del órgano de control porque se trata de entidades públicas y están de por medio bienes del estado.

INVASORES

Hace unos días, el abogado Donato Díaz Nieto, en un artículo de opinión sobre el proyecto Chinecas, nos ha hecho recordar algunas de las actividades políticas que van quedando en el olvido, específicamente las que se refieren al gobierno regional, pero lo más llamativo es cuando menciona aquella mesa temática formada en el año 2019, para ver y analizar los asuntos de Chinecas, integrada por advenedizos, a los cuales califica de manera genial. Incluso uno de ellos es un invasor de las tierras del propio Chinecas. También recuerda Díaz Nieto a ese grupo de invasores que se convirtieron en tales con esa famosa ley para los campesinos sin tierra que se propició durante el gobierno de Alejandro Toledo y aquí los hemos mencionado en varias oportunidades. Nos alegramos que existan personas que recuerden estos hechos, sobre todo de estos audaces, que hoy tienen tierras en asociaciones de agricultores, donde se manejan cifras por encima de las 400 hectáreas y esas tierras no las siembran, sino las alquilan. Dentro de esos agricultores sin tierras hay algunos finados, por eso no los vamos a nombrar, pero están de por medio los herederos que siguen manejando esas tierras sin tener ningún acuerdo con el proyecto. Todos esos sujetos advenedizos y audaces que nombra y recuerda Díaz Nieto deben ser tomados en cuenta, porque incluso uno de ellos estuvo en una reunión del Congreso con el padrinazgo de Elías Varas. Es uno de esos audaces que sale a hablar a los medios y asegura tener conocimiento de Chinecas, cuando en realidad no sabe dónde está parado. Esperemos en algún momento, con la nueva administración que está por llegar, el proyecto Chinecas tome otro rumbo y se maneje como tal y deje de ser un ente político que solo beneficia a algunos. No sabemos aún que se espera con la nueva administración, pero estaremos atentos a que el nuevo gobernador no se equivoque como todos los que han pasado. A Díaz Nieto agradecerle porque hizo recordar a estos advenedizos y audaces. Lamentablemente a veces la memoria es infiel.