Editorial

AMARGA DESPEDIDA

Obras mal concluidas:

A tan solo cinco meses de haber sido inaugurada por la Municipalidad Distrital de Nuevo Chimbote,  la obra de mantenimiento del complejo deportivo “Julia Barreto” de la urbanización Garatea, Sector  5, ya empezó a deteriorarse. Varias planchas de policarbonato que cubren la parte superior de las tribunas, se han desprendido de sus bases y amenazan con venirse abajo en cualquier momento. Por lo pronto, uno de los reflectores  ya se desprendió de su base. En esas condiciones, el uso del complejo deportivo es un peligro para la comunidad.

Según lo han denunciado los propios vecinos, la empresa constructora Chrisma SRL, encargada de ejecutar la obra, no ha cumplido con colocar los mecanismos de seguridad que requiere la estructura, lo que hace que el viento afecte su estabilidad. En ese sentido, a través del Diario de Chimbote han emplazado a la municipalidad distrital para que exija a la empresa contratista la colocación de estos mecanismos, con cargo al monto de garantía de la obra. Uno de ellos, el dirigente Elías Huanca Gómez,  ha declarado a este medio haber enviado dos cartas a las autoridades municipales haciéndoles saber de esta deficiencia que, como se ha comprobado, es resultado del mal trabajo realizado por la empresa contratista. Pero hasta el momento ninguna de las cartas ha tenido respuesta. La palabra de la comunidad no cuenta.

En otra parte del distrito,  los trabajadores de la empresa contratista que realizó la obra de pistas y veredas en la urbanización San Rafael, se encuentran impagos desde hace dos meses. Y como quiera que justos pagan por pecadores,  los trabajadores afectados no han tenido mejor idea para exigir el pago de sus haberes, que destruir las veredas  que ellos mismos han construido, sin importar el daño que esta medida extrema e injustificable acarrea para el vecindario.

Pero ahí no queda todo. Los responsables del consorcio Villa María, que ejecutó la obra de pistas y veredas en la  urbanización La Brisas, han dejado en la vía pública enormes montículos de desmonte que con el paso de los días se han convertido en inmundos muladares debido a la presencia de roedores y enjambres  de moscas. Situación que, ante el comienzo de una nueva temporada de calor, ya  está causando serias molestias al vecindario.

Lo peor es que, ante el justo reclamo de los vecinos para que evacúen el desmonte, los representantes de la empresa constructora han esgrimido un argumento por demás peregrino.  Según han expresado, en vista  que encima del desmonte algunos vecinos han arrojado basura de procedencia doméstica, corresponde a la municipalidad distrital y no a ellos realizar el trabajo de limpieza. Como  para no creerlo. A ese paso, Nuevo Chimbote bien podría terminar siendo tierra de nadie.

Es una verdadera lástima que estas cosas estén sucediendo  en el  llamado distrito ecológico, particularmente cuando faltan tan solo veinte días para el cambio de gestión. Por lo demás, no está de más recordar que en todo contrato de obra se considera la reserva de un fondo de garantía, precisamente para cubrir los gastos de cualquier contingencia que pudiera surgir al término de la ejecución.

Los funcionarios de la municipalidad distrital solo tienen que exigir que se cumpla esta parte del contrato y de esa manera estarían evitándole muchas molestias al vecindario. La comunidad no tiene porque pagar los platos rotos.

En un momento como éste,  toda gestión saliente debería entregar la posta a su sucesor en un clima de cordialidad, sin dejar malos recuerdos en la población ni mucho menos el sabor de una amarga despedida.