Editorial

CANON MENOSPRECIADO

Universidades no saben lo que se pierden:

La Universidad Nacional del Santa, al igual que su par la Universidad Santiago Antúnez de Mayolo de Huaraz, no aparecen en el ranking de las mejores universidades del país elaborado por la SUNEDU. Este muestreo ha puesto de manifiesto ante los ojos del país la enorme diferencia que existe entre uno y otro de estos centros de enseñanza, pero no necesariamente en lo que a cantidades se refiere sino en al terreno fértil de la  calidad educativa.

Coincidentemente, el ranking es encabezado con inalcanzable ventaja por las universidades privadas Cayetano Heredia y Católica del Perú;  confirmándose de esta manera que la gestión del estado en el campo de la educación universitaria todavía adolece de insalvables limitaciones que dejan mucho qué desear.

Y es que a nivel mundial el concepto y la praxis de la educación universitaria han dado un vuelco  de 180 grados que muchas universidades nacionales y particulares están muy lejos de poder asimilar. Una muestra indiscutible de esta grave falencia es  la forma en la que han venido funcionando las universidades que no han logrado su licenciamiento.

Cierto es que las universidades del Santa y Santiago Antúnez de Mayolo ha sido dos de las primeras en  obtener dicha calificación,  pero aún así se mantienen muy lejos de acercarse a los primeros puestos del ranking nacional.

Pero esta falencia  no es óbice para que ambas casas de estudios superiores sean también las dos universidades del país que reciben la cifra más alta por concepto de canon minero, aún cuando, por absurdo que parezca, han demostrado que son incapaces de saberlo utilizar.

Gracias a este  aporte, en el 2022 la Universidad Nacional del Santa recibió un Presupuesto Inicial Modificado (PIM) de 96 millones  374 mil  079 soles. Cifra de la cual   solamente ha utilizado la suma de 32 millones 007 mil 533 soles, que equivale a un modesto 33.20%.

Por su parte la Universidad Santiago Antúnez de Mayolo recibió por el mismo concepto la suma de 60 millones  317 mil 556 soles. De esa cifra la UNASAM ha gastado apenas 19 millones 294 mil 550 soles, tan solo el 32.30%.

Pues tal como lo establece la Ley del Canon Minero, en el caso de las universidades beneficiarias este recurso está dirigido a tres rubros específicos: mejoramiento de la infraestructura, fortalecimiento de la calidad educativa y fundamentalmente desarrollo de la investigación tecnológica, científica y cultural.

Una universidad que no investiga, es una universidad que camina a ciegas y tiene que colocarse detrás de las que marcan el paso, como lo ha demostrado el ranking de la SUNEDU. Es inconcebible que, frente a esta coyuntura, las dos principales universidades ancashinas se den el lujo de menospreciar el canon minero. Es evidente que no saben los que se pierden.