Editorial

CHIMBOTE PADECE CRISIS DE LIDERAZGO

Muchos de los personajes locales que en un determinado momento se pusieron a la cabeza del pueblo  de Chimbote, acapararon  las preferencias y finalmente fueron elegidos para dirigir los destinos de esta ciudad, de pronto se sacaron la máscara y terminaron defraudando  por completo a propios y extraños, desmoronándose a pedazos cual frágiles  ídolos de barro.

Uno de ellos sin duda es el ex presidente de la república Alejandro Toledo Manrique. Nacido en el distrito de Ferrer, provincia de Cabana, Alejandro Toledo  llegó a Chimbote siendo todavía un niño, hecho que todavía lo mantiene plenamente identificado con esta ciudad. Después de todo, fue aquí donde realizó sus estudios  de primaria y secundaria y donde posteriormente obtuvo la beca de Rotary International que le permitió seguir la carrera de economía, con todos los gastos pagados,  en la prestigiosa Universidad de Harvard.

Su irrupción en el campo de la política fue algo tan inesperado ya que, luego de liderar el descontento nacional de aquel entonces, pudo llegar a la presidencia de la república, convertido en una gran esperanza  nacional. Muy pronto sin embargo, su gestión al frente de la primera magistratura de la nación pasó a ser una de las más grandes decepciones que ha soportado el país.

Tras estar casi dos años bajo arresto domiciliario, hace unos días el gobierno de los Estados Unidos ha aprobado su extradición al Perú para que enfrente la grave acusación de haber recibido 35 millones de dólares en sobornos  por la construcción de la carretera interoceánica Perú-Brasil. Por una de esas ironías del destino, el  otrora Cholo Sagrado  muy pronto compartirá calabozos en la DIROES con sus antecesores Alberto Fujimori y Pedro Castillo. Un ídolo hecho pedazos.

Lo mismo ha sucedido con otros dos personajes que también lograron liderar las preferencias de los chimbotanos pero que, tan pronto como llegaron al poder,  causaron una gran decepción  y arrepentimiento. Nos referimos a los ex gobernadores regionales César Álvarez Aguilar y Juan Carlos Morillo Ulloa, quienes después de haber acaparado aplausos y adulonerías ahora permanecen encarcelados debido al grave daño que le han ocasionado a Chimbote y la región.

La falta de liderazgo también se aprecia en el grupo de los cinco congresistas  que representan a la región Ancash, todos ellos elegidos gracias al voto del pueblo de Chimbote. Lejos de corresponder este voto de confianza y de preocuparse en apoyar la solución de los problemas  de la zona, ahora aprovechan el poder político que ostentan para dedicarse al tráfico de influencias y defender únicamente sus  intereses personales. Desde hace ya buen tiempo ni siquiera dan la cara y menos aparecen por Chimbote. Solo envían mensajes por las redes sociales.

Cuando ya van a cumplir dos meses en el cargo, lo cierto es que por parte de la gestión regional y de las municipalidades, todavía no se advierte con la mayor claridad la insurgencia de un líder. Chimbote, como cualquier otra ciudad del Perú y del mundo, necesita de alguien que se ponga a la cabeza de sus intereses. Alguien que cumpla su palabra y que no defraude; pero que también inspire y genere confianza. Alguien tiene solucionar esta crisis de liderazgo.