Editorial

CUANDO LA MEDICINA ES PEOR QUE LA ENFERMEDAD

Alerta sí, pánico no:

Como lo ha dado a conocer ayer el Diario de Chimbote, en las primeras horas de la tarde de anteayer, dos grupos de vecinos del pueblo joven Villa María estuvieron a punto de protagonizar una gresca descomunal. Todo empezó luego del anuncio a través de las redes sociales acerca de la llegada de un huaico de grandes proporciones arrastrado por el río Lacramarca, noticia que no tardó en  provocar falsas alarmas en la población.

Mientras uno de los grupos  empezó  a colocar sacos de arena en una de las bocacalles del pueblo joven,  para evitar que las aguas del huaico ingresen a sus viviendas, el otro grupo se opuso airadamente por considerar que el eventual desvío de las aguas iba a causar el mismo estrago contra ellos. Mójate tú, yo no.

Por ingrata coincidencia, cada vez que se produce este fenómeno de la naturaleza son los vecinos de Villa María quienes sufren indistintamente las peores consecuencias. No obstante el llamado a la calma por parte de las autoridades de Defensa Civil, ha sido el temor de volver a vivir esta experiencia la razón por la que posiblemente la gente de Villa María se dejó vencer por el pánico.

Por fortuna, la crecida del río Lacramarca fue seguida, desde río arriba, por personal de la comuna provincial y Defensa Civil. De esta manera, cuando el huaico cruzó por debajo de los puentes de Pardo y Meiggs, la fuerza de las aguas fue controlada con éxito. Una moderna retroexcavadora proporcionada por Aproferrol se encargó de descolmatar ambas infraestructuras, logrando que pase el peligro. A pesar de la interrupción del tránsito vehicular que las autoridades tuvieron que disponer  por algunos minutos, no se produjo ningún otro contratiempo. Cuando la gente de Villa María tomó conocimiento del dominio de la situación, recién pudo recuperar la calma y respirar con alivio. La sangre no llegó al río.

El mismo día y a la misma hora, la otra cara de la moneda  se vivió en el jirón Amazonas del pueblo joven Miraflores Alto. Como también lo informó el Diario de Chimbote, aquí el anuncio del huaico fue tomado con mucha más calma. No en vano los vecinos de este lugar ya tienen una larga experiencia en estos menesteres toda que, con huaico o sin huaico, más de los días ellos enfrentan el desborde del dren que discurre por el centro de la calle llevando con destino al mar las aguas de regadío provenientes de La Campiña. Tal como están acostumbrados a hacerlo con obligada frecuencia, los vecinos de este populoso sector colocaron sacos de arena en los lugares que ellos ya tienen identificados y lo hicieron en forma armoniosa.

Estas dos experiencias, aparentemente enfrentadas, han puesto en evidencia el rol que deben asumir las autoridades cada vez que se presentan situaciones de emergencia. Indiscutiblemente, la primera regla es el llamado a la calma para evitar que se produzca el pánico colectivo. Como se ha podido ver en Villa María, más daño que el huaico ha podido causar la falta de serenidad.  Y no es para menos, en ocasiones como ésta, la medicina puede resultar peor que la enfermedad.