Editorial

SE PREVIENE ANTES Y NO DESPUÉS

Después de dos largas semanas de hallarse en total aislamiento, el sábado último recién se logró restablecer, aunque  a medias, el tránsito vehicular en la ruta que une las localidades de  Chuquicara, Pallasca y Conchucos. Este triángulo vial tiene la particularidad de registrar una intensa actividad comercial debido al transporte de pasajeros y traslado masivo de productos, tanto mineros como agropecuarios. Por lo demás, como a todos nos consta ésta es una de las principales conexiones que unen la costa y la sierra de las regiones Ancash y La Libertad.

Pero, como también sabemos perfectamente, a todo lo largo de esta ruta y en cualquier época del año, las lluvias provocan constantemente la caída de enormes rocas y huaycos que la hacen intransitable y, por si fuera poco, le han  adjudicado el título de ser una de las carreteras más peligrosas del mundo. Es de imaginar por tanto los daños que ha provocado en  esta vía de penetración el reciente periodo de lluvias.

Mientras tanto, el aislamiento total continúa en los  caseríos y otros centros poblados que se ubican en la parte alta de los distritos de Macate y Cáceres del Perú, donde la situación de emergencia se mantiene en toda su crudeza. La poca  ayuda humanitaria que se ha logrado hacer llegar a los pobladores de estos apartados lugares, ha sido posible gracias  al apoyo de helicópteros proporcionados por el gobierno central.  Por tanto, es difícil predecir cómo harán los escolares de estos caseríos y centros poblados para trasladarse hasta sus centros de enseñanza.

Ambos escenarios, de por sí lamentables, nos revelan que, una vez más,  el desastre que suelen causar las lluvias nos ha tomado completamente desprevenidos, sin la menor preparación. Es decir, hemos vuelto a padecer la historia de siempre.

Por otro lado, sin ánimo de caer en falsas alarmas, no estaría demás que las autoridades y los organismos correspondientes verifiquen hasta qué punto es cierta la advertencia que han hecho las personas que se desplazan por  la ruta hacia  Pallasca y Conchucos, respecto a la presencia de enormes grietas y rocas que penden en las paredes de los cerros. De acuerdo con los pronósticos que maneja el gobierno central,  todo parece indicar que el fenómeno El Niño Costero se haría presente a partir del próximo mes de mayo y en ese sentido no se puede descartar el riesgo de un nuevo desastre.

Ha sido en razón a esta eventual posibilidad que el ministro de Economía y Finanzas, Alex Contreras, ha anunciado la aprobación de un presupuesto de  1,500 millones de soles para enfrentar todo tipo de riesgo. Este dinero estará destinado a  realizar trabajos de prevención, protección y resiliencia de la infraestructura no solo de defensa ribereña sino también vial, así como de locales escolares y centros de salud.

Si, como lo ha asegurado el ministro, este trabajo de prevención se realizará  entre los meses de  mayo y  diciembre del presente año, es posible que el próximo periodo de lluvias nos encuentre mejor preparados y no mal parados.

Mejor aún si este trabajo se ejecuta bajo la lupa de la Contraloría General de la República y otras instituciones de fiscalización, como lo estamos viendo con la compra y distribución de ayuda humanitaria que vienen realizando las municipalidades provinciales y distritales. En resumen, y como su nombre lo indica, la prevención tiene que realizarse antes y no después.