Editorial

COMO SI HUBIÉRAMOS PERDIDO UNA GUERRA

Hospital Regional ha colapsado:

Un total de 426 pacientes del hospital regional “Eleazar Guzmán Barrón”, entre ellos 40 niños, no pueden ser operados debido al colapso que han sufrido las instalaciones del sistema eléctrico de este nosocomio debido a la lluvia torrencial que cayó el pasado 13 de marzo. Como resultado de este grave aunque previsible percance, solo dos salas quirúrgicas pueden funcionar, aunque solamente a medias,  gracias al auxilio de grupos electrógenos.

En  un dramático llamado, que solo podría admitirse en un estado de guerra, el director de este centro de salud, César Acevedo Orellano,  ha solicitado públicamente al gobernador regional de Ancash, Koki Noriega Brito, que declare en emergencia al hospital. Pues solo a partir de esta declaratoria, el gobierno central podría enviar un mayor presupuesto no solamente para reparar los daños que se han agudizado a raíz de la reciente lluvia sino, sobre todo, para poder contratar  a médicos quirúrgicos, que actualmente brillan por su ausencia.

Que la vida y la salud de 426 personas se mantengan en situación de alto riesgo por falta de atención médica, dice mucho de la desatención que viene padeciendo sector salud por parte del  gobierno regional de Ancash. Se sabe que los hospitales y demás centros de salud del estado, disponen de un presupuesto  exclusivo para el mantenimiento de sus instalaciones y poder evitar  de esa manera que colapsen ante cualquier situación de emergencia. ¿Qué se ha hecho con ese presupuesto y adónde ha ido a parar?.

Al respecto se sabe que hospitales de Trujillo, Chiclayo, Piura y Tumbes no han  llegado a colapsar a pesar que en esos lugares las lluvias han sido mucho más intensas que en Chimbote. La única explicación  sobre este tema sería que allá sí se ha realizado a tiempo el respectivo trabajo de mantenimiento, cosa que no ha sucedido en el caso del hospital regional. Ahora la pregunta es:  ¿qué va a pasar con los 426 pacientes de este nosocomio, particularmente con aquellos cuyas familias no están en condiciones de acudir a otros centros de salud?.

Desde este punto de vista, el panorama que ofrece el sector salud en la región Ancash no es precisamente uno de los mejores. Como lo hemos afirmado al comienzo de este comentario, el panorama de la salud regional es dramático. A la exasperante carencia de infraestructura hospitalaria, se suma la ausencia de médicos quirúrgicos que, según ha trascendido, no aceptan venir a trabajar en Chimbote debido a las bajas remuneraciones. Hasta en eso, nos hemos quedado.

Si  a todo ello añadimos el drama aparte por el que atraviesan los hospitales La Caleta y El Progreso, no se podrá negar que estamos frente a una situación que ha sobrepasado los límites de toda tolerancia. Ya se ha cumplido diez años desde que el proyecto para la construcción del nuevo Hospital de Los Pobres está empolvándose en los escritorios del gobierno regional de Ancash, sin que hasta el momento se conozca oficialmente nada al respecto.

Mientras tanto, la construcción del hospital El Progreso, la misma que ha sido licitada por segunda vez el pasado mes de noviembre, se encuentra en estos días bajo el manto del más absoluto misterio. Nadie sabe nada, ni da razón de nada. Ni más ni menos, la cosa está como su hubiéramos perdido una guerra.