Editorial

PELIGRO MOTORIZADO

Mototaxis:

Lo que Chimbote esperaba. En un reciente operativo,  personal de la gerencia de Transportes de la municipalidad provincial del Santa ha intervenido  a 200 mototaxis y motocargas que fueron sorprendidas cuando circulaban en el centro urbano de la ciudad y zonas aledañas, no obstante que sus conductores saben perfectamente que para ellos eso está prohibido.

Es más, se puede decir que la guerra estaba avisada. En virtud de la Ordenanza  Municipal 011-97/MPS, estos vehículos no pueden  ingresar,  ni circular en el centro  urbano de Chimbote  y sus zonas adyacentes en vista que estos espacios  han sido declarados como  zona rígida por la referida ordenanza.

De acuerdo con el mencionado dispositivo municipal, la labor de carga y descarga de productos comerciales que realizan vehículos pesados en estos lugares, solo está permitida en el horario de 11.00 de la noche a 07.00 de la mañana.  Por razones de seguridad, dicha  limitación incluye la circulación de mototaxis y motocargas.

Eso, por supuesto, es algo que los conductores de estos vehículos menores conocen muy bien. Pues a hora de  gestionar  su tarjeta de circulación, lo primero que hacen los funcionarios municipales,  a manera de advertencia, es entregarles por escrito un resumen de la Ordenanza 011-97.

Pero por lo que se ha podido ver en los últimos días, la referida ordenanza no era más que letra muerta.  En pleno centro de la ciudad, y en pleno día,  se ha observado la presencia de estos vehículos, con altoparlante incluido,  dedicándose a la venta ambulatoria de frutas y comidas al paso, no solo causando molestias al tránsito peatonal y vehicular, sino también generando la acumulación de focos infeccioso.

Esta invasión vehicular se presenta con mayor notoriedad en los alrededores de los mercados La Perla, Dos de Mayo, Progreso y 21 de Abril, donde las mototaxis y motocargas actúan con la más  absoluta imprudencia. Pero esta arbitrariedad adquiere una mayor connotación al comprobarse que estos vehículos también se utilizan para el transporte escolar y, en una competencia por demás temeraria, invaden  vías de alta velocidad y tránsito interprovincial, como es el caso de las avenidas Pardo y Meiggs, respectivamente.

Pero si esto ya es motivo de alarma en la ciudad Chimbote, lo que sucede en Nuevo Chimbote es algo que  ha sobrepasado todos los límites de la paciencia y tolerancia. En el distrito sureño, los conductores de mototaxis se han adueñado  no solamente del óvalo La Familia y los alrededores del mercado Buenos Aires, donde han instalado sus paraderos sobre la misma vereda. También han hecho lo propio en el frontis de las instituciones educativas, además de haber convertido en pista de mototaxis los pasajes peatonales de todas las urbanizaciones del distrito.

Mientras la comuna provincial acaba de intervenir a 200 de estos vehículos infractores, su par de Nuevo Chimbote bien puede hacer lo mismo con al menos el quíntuple de esa cifra. Es hora de ponerle freno a este peligro motorizado.