Editorial

UNA PLAYA AL ROJO VIVO

Caleta Colorada:

El martes de la presente semana, personal de la Marina de Guerra del Perú y de la Unidad de Servicios Especiales de la Policía Nacional, procedieron a desarmar unos  treinta ranchos de estera instalados  en la playa Caleta Colorada por comerciantes informales dedicados a la venta de comidas y bebidas.

Cabe recordar que por más  de cuarenta años este lugar se encuentra bajo la jurisdicción de la Marina y tiene la condición de zona reservada; hecho del que los comerciantes fueron advertidos en más de una oportunidad, de tal manera que el desalojo del pasado martes fue algo que tenía que producirse sí o sí.

Ello no obstante, consideramos que el problema de la playa Caleta Colorada necesita ser observado muy detenidamente desde otro punto de vista. Nos referimos a la necesidad de considerar, en toda su majestad, el derecho que le asiste a la población de Chimbote y Nuevo Chimbote de disfrutar con fines de recreación y turismo este preciado recurso natural.

No hace falta recordar que Caleta Colorada es uno de los obsequios más hermosos e incomparables que nos ha brindado la naturaleza y que por esa razón es motivo de orgullo que se encuentre considerado como uno de los principales atractivos turísticos del litoral peruano. Cada vez son más los miles de bañistas que acuden a este lugar.

No olvidemos que ha sido precisamente a partir de esta óptica que hace un año, atendiendo el reclamo de la población y las sugerencias de los especialistas en turismo,  la municipalidad distrital de Nuevo Chimbote asfaltó la carretera de ingreso a este hermoso atractivo natural. En este momento, Caleta Colorada forma parte de la oferta turística de la provincia del Santa y la región Ancash.

Conforme lo advertimos en este mismo espacio de opinión, era previsible entonces que el incremento de la afluencia de bañistas iba a crear a su vez otras necesidades, entre ellas la instalación de letrinas y la venta de comidas y bebidas. Por consiguiente, lo menos que han podido hacer las autoridades vinculadas a esta problemática es enfrentar la coyuntura y buscar alternativas de solución; no ignorarla y menos proscribirla.

En más de cuarenta años, la Marina de Guerra no ha desarrollado en favor de Caleta Colorada ninguna actividad que justifique seguir ostentado la condición de zona reservada. El proyecto de la Base Naval de Chimbote, del que se habló en la década de 1980, fue declarado irrealizable y jamás se ha vuelto a hablar de él.  No está del todo bien, por tanto, que la Marina de Guerra prohíba que otras personas quieran hacer algo por Caleta Colorada. Con las disculpas por la comparación, no se puede actuar como el perro del hortelano.

Creemos por eso que corresponde a la municipalidad distrital de Nuevo Chimbote elaborar y ofertar a la inversión nacional e internacional un proyecto de habilitación urbana en la playa Caleta Colorada. Con toda seguridad, van a haber muchos interesados. A nivel mundial, es turismo ha demostrado ser una de las actividades que registran y garantizan mayor rentabilidad.

No nos podemos pasar toda la vida frecuentando una playa altamente concurrida pero sin servicios básicos y sin comodidad, peor aún si más de los días vamos a tener que presenciar  el vergonzoso espectáculo de violentos desalojos, que han hecho de Caleta Colorada una playa al rojo vivo.