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MILES VISITARON A SUS MADRES EN EL CEMENTERIO DE CHIMBOTE

Como ya es tradición en el día de la madre:

Como ya es tradicional el día de la Madre reúne a todos los integrantes de la familia para celebrar este homenaje al ser que nos dio la vida. Pero, la reunión no solo es en casa también lo hacen en el cementerio como ayer domingo se evidenció en el “Divino Maestro” con la visita de miles de personas.

Hombres y mujeres, adultos jóvenes y niños llegaron para rendir homenaje a su respectiva madre y lo hicieron en las formas que ya es tradicional. Oraron frente a su nicho, algunos les cantaron o contrataron un cantante de paso, otros libaron cerveza en lata. No faltó las transmisiones virtuales para familiares que están lejos de la ciudad.

Pero si hubo quienes llegaron y se reencontraron con los suyos después del fin de la pandemia del covid19 y ayer fue la ocasión para visitar a su madre que falleció en este periodo en que pudieron sepultarla en el camposanto sin llegar a cremarla.

“El Covid19 me agarró en el sur del país donde trabajaba y en esas circunstancias fallece mi madre aquí. Durante la pandemia no pude venir a Chimbote, pero cuando ya levantaron todas las restricciones lo pude hacer y ahora estoy frente a su nicho”, dijo ciertamente compungido un entrevistado.

Estas escenas fueron las más emotivas, pues recién pudieron estar frente al nicho de su madre para poder expresarles todo el sentimiento hacia ella. Hubo quienes le pidieron perdón y también hubo quienes agradecieron por todo lo que les dio y han logrado ser algo en la vida.

Fueron miles las personas que en el día llegaron al camposanto de la ciudad siendo la ocasión para la mejor venta de flores artificiales, pues las naturales no están permitidas, y solicitar los servicios de limpiadores de nicho y de quienes alquilaban escaleras, por los cuales solamente pedían la voluntad del usuario. “Mucha gente ha venido y con lo que saque compraré pollito a la brasa a mi mamá”, dijo un muchacho limpiador.

Todas estas escenas se vieron por el día de la madre en el cementerio chimbotano cuyo exterior estuvo abarrotado de vendedores de flores artificiales, heladeros que apenas dejaban un corto espacio para transitar hacia el ingreso del camposanto.