Opinión

LO TUMBO

Por: FERNANDO VALDIVIA CORREA (*)

Hace unos años vimos por la televisión un spot publicitario denominado “pinturas de larga vida”, en la que uno de sus protagonistas gritó “lo tumbo”, perennizándose a la fecha. Más de una década después, dicha frase ha vuelto a recobrar vigencia, solo que esta vez no se trata de una casa a derrumbar, ni es una campaña de marketing. Lo dijo Verónika Mendoza en un conversatorio en la ciudad del Cusco, al lado de la polémica parlamentaria Sigrid Bazán, acusando a la señora Dina Boluarte de ser un títere, para luego amenazarla “Yo no les voy a decir que mañana vamos a tumbar al gobierno, no. Pero lo vamos a hacer, quizá nos tome un poquito más de tiempo”. Ante el rebote de sus temerarias declaraciones, “La Vero” intentó minimizar sus expresiones dadas, matizándolas como que “…. nos seguiremos movilizando para exigir justicia para las víctimas, para frenar a los mafiosos y recuperar la democracia”.

No es la primera vez -y asumo que no será la última- que la señora Mendoza Frisch critica abiertamente al gobierno de doña Boluarte Zegarra. A inicio de mayo pasado, la responsabilizó junto al Premier Alberto Otárola de las 60 muertes producidas por las manifestaciones en el sur del país, agregando que “…tarde o temprano terminarán en la cárcel”. Eso sí, ninguna condena a los violentistas que ocasionaron el fallecimiento de policías y militares, sin contar a los cientos de heridos, varios de ellos con secuelas permanentes.

Similar comportamiento lo tuvo con Pedro Pablo Kuczynski. En mayo de 2016, ad portas de la segunda vuelta electoral, invitó a sus simpatizantes a apoyarlo, en evidente disgusto con la contrincante y lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori. Más aún, ganada la Presidencia de la República, mostró su simpatía a que la bancada de PPK presida la Mesa Directiva del Congreso. Sin embargo, esos buenos deseos pronto aterrizaron. En julio del año siguiente, manifestó que no haber tenido grandes expectativas con relación a ese gobierno, al ser una política de continuidad del modelo neoliberal la que debilita nuestra economía. Radicalizando su postura el 21 de marzo de 2018 (el mismo día de la renuncia) para exigir la vacancia del entonces mandatario. Camaleónica como ella sola.

Pero esa misma actitud, intransigente y hasta obsesionada (como en el caso de la señora Fujimori Higuchi), no la tuvo con otros expresidentes. A más de un mes de haber aterrizado -forzadamente- en Lima y recluido en Barbadillo acusado por delitos de corrupción (haber presuntamente recibido coima de US$ 35 millones), la eterna candidata de izquierda sencillamente no ha opinado sobre Alejandro Toledo. Ni un solo tuit.  Similar fue el accionar con Pedro Castillo. De aquel infausto 7 de diciembre de 2022, cuestionó ligeramente el golpe de estado, sin dar mayores precisiones. Entendible, luego de haberlo apoyado -también- en la segunda vuelta (y también en contra de Keiko Fujimori), recomendándole a su vez personajes para colocarse el fajín ministerial (Rosendo Serna en Educación, Pedro Francke en Economía y Roberto Sánchez en Comercio Exterior).

Por todo ello, coincidimos con la legisladora Patricia Juárez al sostener que “…. tanto Mendoza Frisch como sus aliados en el Congreso (Nuevo Perú y Juntos por el Perú) han adoptado esta postura en contra de la Jefa de Estado debido a que perdieron el poder político que habían conseguido durante la gestión del expresidente Pedro Castillo”. Una símil posición adoptada por los caviares, aunque estos son más radicales.

(*) Abogado