Editorial

REGIÓN ÁNCASH HACE AGUA

Última a nivel nacional:

De acuerdo a la información que difunde el Ministerio de Economía y Finanzas, durante  los siete primeros meses del 2023 el gobierno regional de Ancash  solo ha utilizado el 11.2% del presupuesto que tiene a su disposición para la ejecución de obras públicas. En lo que a capacidad de gestión se refiere, esta reveladora  y humillante cifra ha colocado a la región Ancash en el último lugar de las 24 regiones del país. Hecho que últimamente se ha convertido en una rutina cotidiana, que ya no llama la atención.

Pero como queriendo desviar la atención ante esta contundente revelación, luego de conocido el informe del MEF el equipo de imagen del gobierno regional de Ancash lanzó a través de las redes sociales lo que puede considerarse una insólita nota de prensa. Sin la menor  vergüenza, la nota de prensa atribuye al  gobernador de Ancash, Koki Noriega Brito, haber  “concretado” el mega proyecto de saneamiento PTAR-II,  sin tener en cuenta que éste ha sido aprobado hace ya más de dos años,  cuando Koki Noriega ni siquiera soñaba con  llegar a ser gobernador.

La pronta licitación del PTAR-II, que va a beneficiar a más de medio millón de habitantes de Chimbote y Nuevo Chimbote, es una gestión iniciada hace diez años por el Programa Nacional de Saneamiento Urbano  del ministerio de Vivienda. Alguien ha debido advertirle al gobernador que las mentiras, en vez de hacer un favor, terminan haciendo daño.

Pretender un falso merecimiento como éste,  equivale a  un grosero  e  irreverente oportunismo, inaceptable para una autoridad del nivel de Koki Noriega. Ningún favor le hace a su imagen personal, ni a la del gobierno regional, colgarse de logros y merecimientos ajenos. Por el contrario, tal oportunismo pone al desnudo una total  falta de entereza y honestidad. Un poco más y pretenderá  adjudicarse el descubrimiento de la pólvora.

Conductas y actitudes de esta calaña, solo confirman que el gobernador Koki Noriega ha llegado a tan importante cargo gracias al azar y a la divina providencia. En estos  primeros siete meses de gestión, ha quedado plenamente demostrado que carece, no solamente de la capacidad  de gestión que se requiere para ser un buen gobernador, sino también de un plan de trabajo que le sirva de guía y orientación, a manera de hoja de ruta.

Por todo lo que hemos visto en los últimos siete meses, el gobierno regional de Ancash es un barco que navega la deriva, sin brújula, sin rumbo y sin un capitán que lo gobierne. Debe ser por eso que sus asesores aprovechan el desconcierto para jalar agua a sus propios molinos.

Una cosa es rodearse de ayayeros y oportunistas, que ahora reclaman el pago de su apoyo y participación en  la campaña.  Pero otra cosa es convocar a un equipo de técnicos y profesionales que le adviertan al gobernador de lo bueno y lo malo que tiene por delante,  para que no cometa tantos errores y desatinos.

Si Koki Noriega ganó las elecciones regionales en primera vuelta, con el 35% de los votos válidos, es porque sus electores confiaron en él.  Creyeron en sus propuestas y en su capacidad de trabajo. Por consiguiente, lo menos que puede hacer  ahora es tratar de corresponder a esa confianza, sacudirse de los polizontes  y evitar que la región Ancash continúe navegando a la deriva, con el agua hasta el cuello. Salvo que, como algunos de sus antecesores,  quiera hundirse con el barco.