Editorial

¿3,500 AÑOS NO ES NADA?

Colectivo busca valorar a Punkurí:

¡Albricias!. A iniciativa del profesor Samuel Martínez Huamán, docente de la Escuela de Educación de la Universidad Nacional del Santa, la semana pasada se ha conformado un colectivo cuya finalidad es realizar el mantenimiento del milenario complejo arqueológico Punkuri,  localizado en el valle de Nepeña, que permita su reapertura al turismo  nacional e internacional. Una tarea que bien puede ser considerada titánica.

Fue a comienzos de la década de 1980 cuando, en el marco de una cruzada hasta entonces inédita,  el fallecido arqueólogo Lorenzo Samaniego Román realizó los primeros trabajos de restauración, mantenimiento y puesta en valor de Punkurí;  trabajo que, con el mejor acierto,  incluyó la construcción e implementación  un museo de sitio. Eso  permitió abrir las puertas de esta milenaria construcción  al turismo nacional e internacional.

Gran parte del mérito de este trabajo radica en el apoyo que su gestor fue capaz de convocar.  Participaron las empresas Siderperú y Agroindustrias San Jacinto, así como el ahora Gobierno Regional de Ancash y la entonces recién creada Universidad Nacional del Santa. Fue precisamente la figura emblemática de Punkurí, el felino con rostro humano,  lo que inspiró el logotipo de esta casa de estudios superiores.

Lamentablemente, Punkurí  no pudo escapar a esa especie de mal congénito que padece el gobierno y sus instituciones. El olvido, el descuido y la indiferencia  de las autoridades impidieron que se continúe  los trabajos de limpieza, restauración y mantenimiento;  vicisitud que se ha visto empeorada a raíz de las últimas arremetidas del fenómeno El Niño. Esto ha conllevado a  tomar la ingrata pero  necesaria decisión de tener que cerrar las puertas de Punkurí  y no permitir el ingreso de visitantes, a fin de evitar que el daño se incremente.

Aún así, frente a esta inevitable coyuntura, la mayoría de nuestras autoridades ni siquiera se dan por enteradas. Punkurí no están en la agenda de ninguna de ellas, ni tampoco en la de los organismos e instituciones  que el gobierno ha creado precisamente  para proteger nuestro patrimonio cultural.

Pareciera que nuestras autoridades están más interesadas en la licitación de obras y en la búsqueda de  protagonismo político, que en la recuperación de nuestra herencia cultural. Ni siquiera la municipalidad de Nepeña, en cuya jurisdicción se encuentra  este complejo arqueológico, ha dado señas del menor interés. A propósito  ¿los congresistas de Ancash sabrán algo acerca de Pukurí?. Y si lo saben ¿les importará la situación de abandono en que se encuentra este ícono de la cultura de Ancash?.

Desde estas páginas, deseamos al colectivo promovido por la Escuela de Educación de la Universidad del Santa, el mejor de los éxitos. No será una tarea fácil, pero el solo hecho de luchar contra el olvido y la indiferencia,  ya es bastante. Por lo pronto, se ha podido conocer que una de las primeras instituciones en sumarse al colectivo es la Municipalidad Provincial del Santa, a través de la gerencia de Educación, Culturas y Turismo.

Ya en la década de 1930, el Padre de la Arqueología Peruana, Julio C. Tello, advirtió la importancia de Punkurí para el conocimiento de los orígenes de la cultura peruana. De acuerdo con los estudios de investigación que realizó, el templo de Punkurí, hecho de piedra y barro, es aún más antiguo que el templo de Chavín de Huántar. Eso quiere decir que los muros de Punkurí encierran más de 3,500 años de historia e identidad cultural. Sería imperdonable que esto pase por desapercibido. ¿Puede ser posible  que 3,500 años no signifiquen nada?.