Editorial

La vida no vale nada

Para el Gobierno Regional:

En plena pandemia, el gobierno regional de Ancash entregó al hospital regional “Eleazar Guzmán Barrón” de Chimbote un total de 150 bidones de metal,  cada uno de 10 metros cúbicos de capacidad, para ser utilizados en el almacenamiento de oxígeno medicinal y su simultáneo suministro a los pacientes atacados por la epidemia del covid-19.

La compra de estos implementos, por un total de S/855,000 soles (2,830 cada uno),  se hizo en mayo del 2021, durante la gestión del ex gobernador Henry Borja Cruzado. Pero ha sido recién en  setiembre del 2023 que la Contraloría General de la República ha puesto el dedo en la llaga. El órgano de control del Estado ha advertido que, de  los 150 balones que vienen siendo utilizados en el hospital regional, 108 de ellos son reciclados, carecen de la respectiva certificación para uso medicinal y, lo que es peor,  contienen micro organismos  y presentan corrosión; en otras palabras, no están aptos para uso medicinal… ¡un flagrante atentado contra la salud de los ancashinos!.

Pero eso no es todo. Otros 100 balones, con las mismas deficiencias, fueron entregados al Hospital de Apoyo Juan de Dios de la ciudad de Caraz, en tanto que otros 50 tuvieron como destino el Hospital de Apoyo de Recuay.

Durante más de dos años, un total de 300 balones de oxígeno,  que son una amenaza para cualquier paciente, vienen siendo utilizados en tres importantes centros de salud de la región Ancash; desconociéndose, al menos hasta este momento, si otros centros hospitalarios de la región están corriendo la misma suerte.

Ante este escenario, es una verdadera lástima que, ni el personal médico responsable de utilizar estos balones, ni los funcionarios regionales que hicieron la compra, hayan tenido la iniciativa de dar la voz de alerta, ni mucho menos hayan dado muestra del menor remordimiento.  Eso quiere decir que para quienes trabajan en el gobierno regional de Ancash, la vida no vale nada.

Cierto es que, en nombre de la “situación de emergencia”,  infinidad de compras y contrastaciones de servicio  se tuvieron que hacer en forma perentoria, sin más trámite ni pérdida de tiempo que la observancia de los protocolos sanitarios.  Todo indica que esta circunstancia de vida o muerte fue aprovechada por  malos funcionarios para utilizar los recursos del estado en beneficio personal. Eso explica que muchas adquisiciones, como es el caso de los balones de oxígeno,  se realizaron al amparo de esta premura, sin importar la calidad del producto ni la salud de la gente, como quien compra papas en el chino de la esquina.

Ha sido en el marco de este apremio que, por ejemplo, se contrató la construcción de ambientes covid  y la compra de equipos médicos para el hospital regional; todos ellos con graves deficiencias y sobrevalorados; hecho  que le costó la destitución y la cárcel  al ex gobernador regional Juan Carlos Morillo Ulloa.

La Contraloría General de la República le ha dado un plazo a la actual gestión del gobierno regional para que subsane cuanto antes las deficiencias que presentan los balones de oxígeno. No es posible que para el gobierno regional de Ancash, la vida y la salud de los ancashinos no valga nada.