POR: FERNANDO VALDIVIA CORREA
En la víspera de la Navidad de 2017, el entonces Presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski, otorgó el indulto por razones humanitarias el exmandatario Alberto Fujimori, condenado a 25 años de prisión. Diez meses después, el Poder Judicial anuló la gracia concedida, fundamentando en que se dio con inusitada rapidez luego de la componenda política entre un grupo minoritario de congresistas (denominados como avengers) y PPK, salvándose este último de la vacancia. De inmediato, el Ingeniero Fujimori interpuso habeas corpus contra esta arbitraria resolución judicial, y en marzo del año pasado, el Tribunal Constitucional ordenó su excarcelación, que no ocurrió, pues dos semanas después, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó al gobierno del golpista Pedro Castillo suspender los efectos de dicha sentencia, hasta que atiendan la solicitud de medidas provisionales de familiares de víctimas de los casos Barrios Altos y La Cantuta. A la fecha, han transcurrido más de veinte meses, y aún esta ideologizada corte progre sigue “evaluando que acciones tomarán”. Grave injerencia en asuntos internos de nuestro país.
Sin embargo, la semana pasada, el TC resolvió un pedido de aclaración tanto del Procurador como de la defensa, derivando el expediente al juzgado de origen para que ejecute el fallo en todos sus extremos; siendo denegado tal requerimiento y devuelto los actuados al mismo organismo constitucional. De inmediato, Gustavo Gutiérrez, Titular de dicha entidad, declaró que con la mayor celeridad emitirán pronunciamiento.
En paralelo, las reacciones fueron raudas. El parlamentario, amigo y médico de cabecera de Fujimori, Alejandro Aguinaga, aclaró que no está tomándose en cuenta los serios problemas de salud por lo que atraviesa el exjefe de Estado, agravados por su avanzada edad (83). Desde tienda política distinta, Gladys Echaíz (APP) reseñó “Es un hombre enfermo y de avanzada edad. ….. Bastantes años ha pasado en la cárcel este señor. Por tanto, creo que debería dársele la libertad”. Al otro lado de la acera, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a fines de marzo de 2022, emitió un comunicado expresando que “la liberación del expresidente Alberto Fujimori es un retroceso inaceptable en la lucha del país contra la impunidad por graves violaciones de derechos humanos cometidas durante su gobierno”. Eco de ello lo hace -y de manera permanente- la casta caviar.
Sobre esto último, Pedro Calderón de la Barca dijo que “vencer y perdonar, es vencer dos veces”. Alberto Fujimori es un anciano, enfermo con múltiples dolencias, varias de las cuales son degenerativas, sin posibilidad que saliendo de prisión haga campaña electoral (por lo menos NO para sí mismo). Además ya cumplió más de la mitad de la pena a la que fue sancionado. ¿Qué más necesitan, sobre todo la caviarada, para que el exmandatario cumpla con el resto de su condena en su domicilio, rodeado de sus seres queridos, y quizá hasta recibiendo simpatizantes?.