El fenómeno de El Niño (FEN) está a la vuelta de la esquina: lluvias intensas, inundaciones y sequías serían los efectos inmediatos. Su impacto socioeconómico y ambiental lo convierte en un hecho recurrente y muy preocupante para la región. Según la Comisión Multisectorial Encargada del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (ENFEN), al cierre de 2023, se esperaba que El Niño costero continúe hasta inicios del otoño de 2024.
Según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), el impacto de El Niño en el producto bruto interno (PBI) fue de -1.1 puntos porcentuales (pp) el año pasado. El fenómeno climatológico constituyó un factor determinante en la contracción de la economía peruana, principalmente en el periodo enero-octubre, debido a su repercusión en los sectores agropecuario y pesca. Asimismo, se convirtió en una de las variables que llevaron a la reducción del presupuesto familiar, debido al alza de los precios de los alimentos, en especial los agrícolas.
En el sector pesca, las anomalías climáticas cálidas generaron escasez de anchoveta (la presencia significativa de juveniles llevó a la cancelación de la primera temporada de pesca en la zona norte-centro). Este recurso marino de gran importancia para el país presentó una reducción del 60.5% en el periodo enero-octubre. Si bien la disponibilidad de otras especies como pota, jurel y caballa aumentaron, esto no compensó las pérdidas para la pesca industrial. Lo indicado llevó a que la manufactura primaria también se viera afectada debido a la menor producción de harina y aceite de pescado que la menor captura produjo.
En cuanto al sector agropecuario, el FEN costero afectó prácticamente toda la costa, además de generar una prolongada duración de altas temperaturas, que superó los diez meses. Esta situación resultó en la ausencia de la estación invierno, la cual es crucial para el desarrollo de cultivos frutales especialmente concentrados en la costa norte. Además, en el periodo enero-octubre de 2023 se vieron afectados otros productos como la palma aceitera (-29.2%), el espárrago (-10.4%), la papa (-10.5%), el maíz choclo (-50.2%), el café (-21.9%), el cacao (-12.9%), el tomate (-31.8%) y el trigo (-69.9%).
Por su parte, según el BCRP, la falta de temperaturas frías durante el invierno afectó negativamente a la industria textil, ya que se redujeron las ventas proyectadas para dicha estación. Por otro lado, en el ámbito de la construcción, la incertidumbre ante la posible llegada de un fuerte El Niño costero contribuyó, en parte, a la disminución de las inversiones privadas.
¿Qué podemos esperar este año? Si nos guiamos de lo ocurrido en 2017, la última vez que el FEN se manifestó con gran intensidad, estaríamos hablando de alrededor de más de 16 millones de peruanos de 18 departamentos que se vieron afectados por el fenómeno climático, según estimaciones del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi). Sin contar Lima, entre los departamentos más afectados estuvieron Lambayeque, Piura, Cajamarca y Áncash.
El golpe de aquel FEN fue tan fuerte que, según el BCRP, un hogar que vivía en una provincia afectada por los eventos climatológicos tenía 1.4 pp más de probabilidad de ser pobre el siguiente año, en comparación con un hogar ubicado en las provincias no expuestas y con ese mismo hogar cuando no había FEN. Asimismo, las pérdidas económicas por el FEN costero en 2017 ascendieron al 1.5% del PBI y el fenómeno redujo el crecimiento esperado.
Conforme a la última evaluación de la ENFEN en diciembre de 2023, durante este verano, en la región Niño 1+21, existe una probabilidad promedio del 33% para la ocurrencia de un El Niño costero de magnitud débil. Asimismo, se estima en un 37% la probabilidad de un evento moderado y en un 12% la de un fenómeno de magnitud fuerte. Estas proyecciones son esenciales para anticipar posibles impactos y facilitar la implementación de medidas preventivas.
Ahora bien, dado que se anticipa que los eventos transitorios de 2023 no se repetirán con la misma intensidad, el BCRP proyecta una recuperación de la actividad económica en 2024, especialmente en la segunda mitad del año, con una tasa de crecimiento del 3%. Sin embargo, es importante resaltar que dicha proyección se basa en la suposición de un FEN costero de magnitud moderada, el cual ha sido señalado como el más probable. Aún existe un riesgo potencial en cuanto a las presiones inflacionarias si se materializa un fenómeno El Niño global más intenso y prolongado de lo previsto, lo cual podría impactar nuevamente en los precios de los alimentos.
Por ello, es relevante que el Gobierno, en todos sus niveles, continúe con sus esfuerzos para proteger a la población más vulnerable frente a este fenómeno climatológico. Utilizar eficazmente el presupuesto asignado a la prevención es crucial para mitigar potenciales impactos y salvaguardar el bienestar de las comunidades afectadas. Además, al hacerlo, se fortalecerá la capacidad de respuesta del país, con lo que futuras apariciones del FEN serán más manejables. O, al menos, ese debe ser el objetivo.
1 La región Niño 1+2 se sitúa en el mar, frente a la costa norte de Perú y la región localizada en el Pacífico ecuatorial oriental costero.
(*) Comexperu / Enero 12, 2024 / Semanario 1191