Editorial

Playas reclaman un trato turístico

…y no solo represivo:

Hace una semana, personal  del Área de Comercialización de la municipalidad distrital de Nuevo Chimbote y de la Capitanía de Puerto de Chimbote, con apoyo del Ministerio Público,  Policía Nacional y del servicio de Serenazgo, desalojaron a un buen número de comerciantes informales que habían instalado kioscos de venta de comidas y bebidas y de alquiler de toldos, en la misma orilla de la hermosa playa Caleta Colorada.

El último fin de semana, esta vez en el balneario de Vesique, personal de la comuna distrital de Samanco, con apoyo de las mismas instituciones, hizo lo propio con los precarios  puestos de venta colocados por comerciantes informales que ya llevan varios años instalados en ese concurrido lugar de esparcimiento.

Nadie podrá negar la necesidad y la buena intención de estas acciones, las mismas que son indispensables  no solo para erradicar el consumo de bebidas alcohólicas, sino también para garantizar la seguridad y tranquilidad de las familias que en forma masiva acuden a este lugar. Pero no por eso se puede aceptar que  estas  acciones se realicen obedeciendo únicamente a propósito represivo; peor aún si éstas se llevan a cabo con los ojos vendados, sin vislumbrar en el futuro que tenemos por delante.

Desde otro ángulo de la información, en nuestra edición de ayer hemos dado cuenta que personal del gobierno regional de Ancash y del proyecto especial Chinecas,  procedieron a retirar varios postes de alumbrado que viene instalando el proyecto inmobiliario Miami Beach, situado en la atractiva playa del distrito Comandante Noel, provincia de Casma. Según lo informado por los interventores,  las referidas instalaciones  se encuentran en terrenos de  propiedad de Chinecas, próximos a ser subastados.

En su argumentación, los presentantes de la inmobiliaria Miami Beach sostienen que en un primer momento Chinecas autorizó no solamente la colocación de postes sino también la habilitación de una vía provisional para el traslado de materiales de construcción, pero que posteriormente la mencionada autorización fue denegada.

En este contexto, que debemos encarar sin más pérdida de tiempo el problema de nuestras playas y balnearios. Desde luego, esta es una responsabilidad que hace mucho tiempo ha debido asumir el gobierno regional de Ancash, en su condición de organismo rector del turismo regional. Pero todo parece indicar que no es así.

Desde la comodidad de sus escritorios y sin más preocupación que esperar el sueldo mensual, mal hacen sus funcionarios del GORE en haber colocado al turismo regional como la última rueda del coche. La gente que acude a las playas no tiene porqué seguir enterrando bajo las arena cáscaras de fruta y restos de comida, ni hacer sus necesidades fisiológicas ante la vista de todo el mundo, como hace 50 ó 70 años.

Hasta donde se sabe, el gobierno regional de Ancash no tiene en sus manos ningún proyecto relacionado con el manejo de la enorme afluencia de veraneantes  que acuden a nuestras playas. Eso es algo que por ahora no está en su mente ni en sus planes.

De la misma manera cómo apoyan y participan en los operativos de desalojo, estamos seguros que instituciones como la Capitanía de Puerto, Dirección Regional de Salud, municipalidades e incluso empresas privadas, podrían participar por lo pronto en la elaboración y ejecución de un plan de contingencia que en el más breve plazo permita imponer  orden, limpieza y seguridad  en nuestras playas.

En el futuro, estos espacios van a necesitar de una implementación urbana y eso será posible cuando las cosas se observen desde la óptica del turismo, dejando atrás todo acto meramente represivo.