Editorial

Señora ministra, le tomamos la palabra

Destrabe o deschave de Chinecas:

Luego de firmar el convenio  internacional para la ejecución de la tercera etapa del proyecto liberteño Chavimochic, que llevará las aguas del río Santa hasta el valle de Chicama,  la ministra de Desarrollo Agrario y Riego, Jennifer Contreras Álvarez, sostuvo que el gobierno que encabeza la presidenta Dina Boluarte, tiene la mejor voluntad política para destrabar el avance de otros proyectos nacionales de irrigación, entre los que figura Chinecas.

No dudamos de la buena intención que encierran las palabras de la ministra Contreras, chimbotana de nacimiento. En un momento  de tanta significación para el futuro de la economía del país, como es la oficialización de la tercera etapa de Chavimochic, todo anuncio oficial, más allá de una repercusión noticiosa, conlleva con carácter inalienable  el compromiso político del actual gobierno.

Desde luego, no creemos que el anuncio sea resultado de un cumplido o una pasada de mano, producto de la emotividad del momento. Sin embargo, nos atrevemos a pensar que lo ideal hubiera sido que el anuncio con relación a la voluntad política de destrabar el proyecto Chinecas, debió hacerse  en casa de Chinecas; aquí donde la repercusión noticiosa y el compromiso político del gobierno, hubieran alcanzado otra connotación.

No obstante que Chinecas y Chavimochic fueron creados el mismo día,  por una misma resolución suprema y con el sustento de una misma fuente hídrica, el río Santa, lo cierto es que ambos proyectos jamás han compartido los beneficios de una misma voluntad política.

Mientras Chavimochic empezó a ejecutarse a pasos concretos y agigantados desde el mismo día de su creación,  lo que ha sucedido con Chinecas es exactamente lo contrario. Sabemos lo desagradable que resulta tener que repetir esta  historia, pero no por ello podemos mantener los ojos cerrados ante la realidad. En momentos en que Chavimochic cuenta con más de 100 mil  hectáreas en producción, que generan más de 15 mil millones de dólares anuales  en ingresos por agro exportación, Chinecas todavía  naufraga en un mar de incertidumbre; tanto así, que hasta hoy no sabe a ciencia cierta, con la disculpa de nuestros lectores, si lo que Chinecas necesita es un destrabe o un deschave, esto último para decirlo en un leguaje  aún más asequible.

A estas alturas, el tema de Chinecas ya no está para ser  objeto de ensayos verbales y nuevas promesas. El tema necesita de un lenguaje preciso y coherente, donde se mencione con exactitud cuáles van a ser los procedimientos que hagan posible su ejecución, en qué plazos éstos se van a cumplir y en manos de qué organismos va a recaer dicha responsabilidad.

Los 17 años que Chinecas lleva en poder del gobierno regional de Ancash, es valioso tiempo perdido. Lo  único que ha hecho el gobierno regional es propiciar la autodestrucción de Chinecas, abonando la mala hierba de las invasiones y el tráfico de tierras, hecho que ha colocado a Chinecas en la lista de proyectos inejecutables y en serio peligro de extinción.

Repetimos, lo ideal sería que el gobierno central no solamente aborde con absoluta  coherencia el tema de Chinecas,  sino también considere la necesidad imperiosa e ineludible  de excluir en esta gestión al gobierno regional de Ancash. No hay otra salida. Le tomamos la palabra, señora ministra.