Editorial

Seguimos como en la época de la carreta

En transporte urbano:

No hace falta decirlo. Un problema cotidiano  que agobia a Chimbote desde hace muchísimo tiempo y que cada día se hace más insoportable, es el servicio de transporte urbano de pasajeros. Como podemos comprobar a diario, el problema ha sobrepasado largamente  los límites no solo de la tolerancia sino también de imaginación. Y no estamos exagerando.

Alrededor de un centenar  líneas de colectivos, cada una de ellas con un número similar de vehículos afiliados, circulan diariamente por las principales arterias de la ciudad generando un caos y una congestión  endemoniada, donde cada conductor hace lo que le da la gana, empezando por maltratar al pasajero, como si todavía estuviéramos en la época de las carretas.

En un arranque de prepotencia y anarquía sin precedentes, anteriores gestiones municipales autorizaron a diestra y siniestra el funcionamiento de nuevas líneas de colectivos, utilizando para tal efecto el vedado recurso de la clonación. Lo mismo que en el  milagro de la multiplicación de los panes, de una misma línea, por decir la número 8, los funcionarios municipales de ese entonces otorgaron permiso de funcionamiento a las líneas 8-1, 8-2, 8-3 y así sucesivamente. Para nada importó la comodidad y el buen servicio a favor del pasajero. Primero estuvo el interés económico.

Producto de aquel carnaval de licencias, que hasta ahora sobrevive, el servicio de  transporte urbano de pasajeros de Chimbote está como está. Por si fuera poco, a pesar del servicio deficiente y altamente inseguro  que ofrecen estas unidades, el pasaje de colectivo más caro del Perú, se paga en Chimbote.

Por otra parte, el intento muchas veces fallido de implementar el  servicio de transporte urbano masivo de pasajeros,  no ha pasado más allá de un simple ofrecimiento y un recurso para despistar la verdadera solución del problema. Hasta hoy lo único que se ha conseguido es la presencia de las indomables “burras”. No se entiende por qué las gestiones municipales que tuvieron en sus manos la solución del problema, no aceptaron la propuesta de empresas con experiencia en transporte público que ofrecieron  cubrir este servicio con unidades modernas,  a precios económicos y con un plan ordenado. Pero esta clase de competencia no le conviene a las líneas de colectivos.

Asimismo, sabido es que las burritas que circulan en  Chimbote son vehículos  que han sido dados de baja en Trujillo  y Piura, ciudades donde ya se viene implementando un plan de transporte urbano sostenido; lo que quiere decir que aquí en Chimbote,  con una demanda que supera el medio millón de pasajeros, seguimos recibiendo desmonte.

Pero como precisamente hemos dado a conocer en nuestra edición de ayer, el Comité de Movilidad Urbana Sostenible que lideran la Municipalidad Provincial del Santa y el Ministerio de Transportes y Comunicaciones,  han aprobado los términos de referencia para licitar a nivel internacional la elaboración del Plan de Movilidad Urbana Sostenible de la provincia del Santa.

Según se ha dado a conocer, este plan abarca en un solo recorrido los distritos de Santa, Coishco, Chimbote y Nuevo Chimbote y,  tal como ya viene sucediendo en  Piura y Trujillo, se propone dar una solución integral al servicio de transporte urbano, dando prioridad al buen servicio a favor del pasajero.

Con todo lo que venimos soportando hasta hoy, es de esperar que este plan de transporte, que es a nivel nacional, ponga punto final a la época de las carretas.