Editorial

Pasajes peatonales ahora son trampas mortales

Debe intervenir autoridad municipal:

Haciendo añicos contra el suelo el noble propósito para el que fueron diseñados, algunos vecinos que viven en las urbanizaciones  de Chimbote y Nuevo Chimbote, han convertido estos espacios en peligrosos pasajes vehiculares. Atrás ha quedado la época en que los pasajes peatonales eran sinónimos de armonía vecinal, ordenamiento urbano  y por supuesto fiel testimonio de respeto al vecino

De un tiempo a esta parte, estos espacios, destinados única y exclusivamente al tránsito peatonal, ahora  son la ruta preferida que muchos autos, camionetas y mototaxis utilizan en forma temeraria, ya sea para cortar camino o para escapar de los operativos policiales. Y no solo eso.  También se han convertido en cocheras al aire libre donde los propios vecinos, en un alarde de inaceptable grosería y prepotencia, estacionan sus vehículos a cualquier hora del día o de la noche ocupando en más de los casos todo el largo y ancho del pasaje.

Este desacato a las normas de tránsito y que también afecta la seguridad ciudadana, ha obligado a que las familias que viven frente a estos pasajes, prohíban  a sus niños salir a jugar en la puerta de sus viviendas como ha sido costumbre, recortándoles de esta manera su derecho al sano esparcimiento  y al uso de un espacio público.

Si este abuso ha logrado prosperar e imponerse con total desfachatez, no se debe únicamente a la ya conocida prepotencia de los dueños y conductores de estos vehículos. En la misma medida, se debe a la también conocida falta de autoridad municipal. Ahí donde no existe la ley y el orden, se impone el  abuso, el desorden y manda aquel que pisotea las buenas costumbres.

Ante esta falta de autoridad y en un desesperado intento por hacer justicia con sus propias manos, algunos vecinos se han visto obligados a tomar la iniciativa de instalar tranqueras para impedir el  paso de vehículos, pero lamentablemente  esto ha generado más de un enfrentamiento dentro del propio vecindario. En algunos casos, la medicina ha resultado ser peor que la enfermedad.

Como se ha podido comprobar hace poco en la urbanización Pacífico de Nuevo Chimbote,  la invasión de un pasaje peatonal impidió el ingreso de una ambulancia que acudió para trasladar de emergencia a una vecina del lugar. Eso quiere decir que estos espacios de uso público y comunitario,  ahora son verdaderas trampas mortales, y que mantienen esa condición sin que hasta hoy nadie se atreva a imponer autoridad.

En conclusión, la única salida que existe para acabar con este abuso, es que la autoridad municipal se amarre bien los pantalones y actúe con toda la energía y toda la drasticidad  que la ley ha puesto en sus manos. Seguramente que en ese intento alcaldes, regidores y gerentes van a tener que chocar con muchos amigos y familiares que fungen de intocables y que están acostumbrados a imponer sus caprichos con solo hacer una llamada por celular. Las malas costumbres no pueden convertirse en ley.