Editorial

Cometiendo 2 veces el mismo error

Dirección Regional de Salud:

El 13 de marzo del 2018, el Sexto Juzgado Penal Unipersonal Especializado en Delitos de Corrupción de Funcionarios,  sentenció al médico pediatra Edgar Tufinio Noriega a cuatro años de prisión suspendida por haber cometido  el delito de peculado doloso en agravio del Estrado por haber prestado servicios durante cuatro meses en el hospital de Huarmey, región  Ancash. Esos servicios nunca los cumplió, no los hizo. La sentencia incluye la inhabilitación  permanente  (indefinida) de Tufinio Noriega para  ejercer la medicina en cualquier dependencia o centro de salud del estado.

Por si fuera poco, la mencionada sentencia  aparece inscrita en la página Registro Nacional de Sanciones Contra Servidores Civiles, que es un filtro obligado para todo aquel que desee trabajar en  cualquier institución pública. Por muy buen profesional o especialista que sea el postulante, mientras  su nombre aparezca en dicho registro es imposible que pueda ser  contratado como servidor del estado. Eso rige, al menos en el papel.

Sin embargo,  en su informe de control N°004-2024 de fecha 28 de marzo del presente año, la Contraloría General de la República ha puesto al descubierto que el médico Edgar Tufinio Noriega viene laborando en el Hospital La Caleta de Chimbote, como si nada hubiera pasado.

Pero eso  no es todo. En otro informe que tiene la misma fecha, 28 de marzo del 2024, el órgano de control da cuenta que  el médico cardiólogo Jorge Valderrama Valle, quien viene prestando servicios en el hospital regional Eleazar Guzmán Barrón, también fue sancionado con la pena de inhabilitación  permanente el 28 de noviembre de 2019. Lo mismo que  en el caso de su colega Tufinio Noriega, el nombre de Jorge Valderrama Valle aparece  en el Registro Nacional de Sanciones Contra Servidores Civiles. Pero, igual, continúa trabajando para el estado.

Ambos casos ponen de manifiesto las cosas controvertidas e ilegales que desde hace ya buen tiempo vienen sucediendo  en los predios de la Dirección Regional de Salud de Ancash,  una de las dependencias  más cuestionadas del ente regional.  En plena pandemia, cuando Ancash llegó a ocupar el segundo lugar en  la cifra de contagios y víctimas mortales, las diversas  dependencias de la Dirección Regional de Salud  fueron  escenario de sonados escándalos de corrupción.

Personajes estrechamente  ligados al partido Somos Perú, fueron traídos desde Lima y Callao para que  ocupen puestos claves en las redes de Salud  Pacífico Sur y Pacifico Norte con sede en Chimbote. Fueron ellos quienes se hicieron cargo no solo de dirigir millonarias compras de equipos, insumos y  medicamentos, sino también  de contratar  la construcción de ambientes  de emergencia en los hospitales Regional y La Caleta. Cualquier director o funcionario que se atreviera objetar dichas compras y contrataciones, ese mismo día estaba de patitas en la calle. Un director del Hospital  Regional, estuvo apenas unas horas en el cargo.

Como tarde o temprano tenía que suceder, fueron estas compras y contrataciones lo que le costó el encarcelamiento y posterior vacancia al ex gobernador Juan Carlos Morillo Ulloa, sin que eso signifique que los actos de corrupción se hayan detenido. Por el contrario, todo indica que se mantienen igual o peor que antes.

Como resultado de esa gestión pública, frívola y perversa, un buen contingente de médicos y personal administrativo consiguió hacerse de un puesto de trabajo en los diversos centros de salud que administran las  redes Pacífico Sur y Pacífico Norte, sin más mérito y sin más requisito que ser incondicional, así se tenga que cometer dos veces el mismo error.