Editorial

Caminos del diablo

Pasajes y espacios adoquinados:

En todas las urbanizaciones de Chimbote y Nuevo Chimbote, el problema es el mismo.  Todos los pasajes  habilitados para el tránsito exclusivamente  peatonal, ahora se han convertido en rutas invadidas por el tránsito vehicular. Autos, camionetas, motos y mototaxis  circulan a alta velocidad por estas vías,  poniendo en  grave peligro la vida de los  vecinos.

Lo mismo sucede con los espacios adoquinados de uso público  que malos vecinos han convertido en improvisada  playa de estacionamiento y cochera al aire libre, siendo esto motivo de un serio y ya insoportable malestar general. A diferencia de otro tiempo, los niños que habitan en esos pasajes y espacios ahora  tienen prohibido salir a jugar a la puerta de sus casas.

Ante la falta de autoridad municipal y en una comprensible  actitud de impotencia y exasperación, en más de una oportunidad los vecinos de estos pasajes y espacios adoquinados  han tomado la iniciativa de colocar tranqueras en las bocacalles,  por ser  esa la única manera de restablecer el orden  y la seguridad y asimismo evitar que se produzcan accidentes.

Pero lejos de ponerse del lado de los vecinos y del derecho a la seguridad y la tranquilidad  públicas, la autoridad municipal se ha dedicado a destruir y decomisar  tranqueras,  como acaba de suceder en el parque de la urbanización Pacífico de Nuevo Chimbote. Todos los espacios públicos de esta urbanización  que han sido recientemente adoquinados,  ahora son playa privada de estacionamiento de vecinos prepotentes  e indolentes a quienes les importa un comino la seguridad y tranquilidad de los demás.

Esta demostración de incomprensión e  indiferencia ha ocurrido apenas una semana después que personal de la municipalidad sureña destruyera un rompemuelle colocado por los moradores de la urbanización Las Gardenias en la transitada avenida Argentina.  Pues debido a  la excesiva velocidad con la que circulan los vehículos por esta  vía, los vecinos se han visto en la necesidad de adoptar esta medida de seguridad con sus propios medios, pero  lamentablemente esta iniciativa  no es compartida por  la autoridad municipal. Con toda la razón del mundo, los pobladores de Las Gardenias  responsabilizan a la comuna distrital de cualquier accidente que pudiera ocurrir en dicho lugar.

Queda claro que, en el fondo de este grave problema urbano y vecinal, existe un enorme vacío de gestión pública y principio de autoridad. Con cada tranquera o rompemuelle que se destruye,  quienes ganan son los malos vecinos y choferes irresponsables, en tanto que quien pierde es la comunidad. Más de una fórmula existe en las normas municipales para zanjar y dar solución definitiva a este conflicto de intereses.

Ya bastante es el abuso que vienen soportando otros sectores urbanos, como es el caso de la urbanización 21 de Abril, donde todas las áreas verdes que se ubican a lo largo de las avenidas Balta y Aviación, ahora son cevicherías, lavaderos de carro  y también playas privadas de estacionamiento.

En la adopción de la fórmula que mejor convenga para solucionar este problema, por encima de cualquier otro interés deberá prevalecer  el derecho de los vecinos a vivir en orden, paz y seguridad. Los pasajes peatonales y los espacios adoquinados  deben recuperar y mantener su condición de uso público y no seguir siendo caminos del diablo.