Opinión

Los Rolex de mi madre

Por: Oscar Wong (*)

Rolex es una de las marcas de relojes suizos más prestigiosas del mundo, utiliza materias primas del alta calidad y su ensamblado es realizado con absoluta minuciosidad; el precio de estos oscila entre US$10,000 y US$250,000, montos que los convierten en un accesorio muy lujoso. Al menos tres de estos relojes son los que tiene mi madre; sí, mi madre, pero no mi madre biológica sino mi madre putativa. Y es que hace un par de semanas atrás, la presidenta Dina Boluarte dijo ser la madre de todo el Perú, de todos los peruanos, tu madre, mi madre.

La posesión, uso y disfrute de estos valorados relojes por parte de la presidenta de la república, así como la falta de transparencia, imprecisiones y su actual silencio, ha sometido al Perú en un nuevo escándalo, que lejos de disminuir la acrecentada crisis política en la que nos encontramos desde hace ya varios años atrás, sólo ha contribuido en intensificarla más. Toda persona que ocupa o ejerce un puesto político debe declarar bajo juramento y en su debida oportunidad, los ingresos y bienes de su propiedad; los Rolex de la presidenta, no fueron declarados, lo que implica que son adquisiciones realizadas durante su periodo como mandataria.

Como ella no quiere declarar al respecto, hizo mutis sobre cómo es que obtuvo estos valiosos relojes; algunos de sus ministros han intentado, lamentablemente, presentar defensa, haciendo afirmaciones tales como: “hay que ver si se trata de relojes originales”, “yo me compré un Rolex bamba en China”. Payaseando y fantaseando con un tema tan sensible de nuestra alicaída política peruana y su putrefacta corrupción.

A este escándalo se le suma la deficiente gestión gubernamental del ejecutivo, nuestra madre putativa acaba de hacer un cambio de ministros como quien pretende lavarse la cara y así poder enfrentar el voto de confianza del congreso de la república. Y si bien, es probable que se lo den; no es justo que los peruanos sigamos pagando los platos rotos de gente ineficiente e inescrupulosa. Cada cambio de gabinete ministerial significa retraso, y el algunos casos, regresar a fojas cero. Imagínese ir en un coche a una velocidad de cien kilómetros por hora, frene a fondo y detenga el vehículo, intente retomar la marcha; a menos que su coche sea muy moderno y con un motor de alta tecnología, retomar la marcha a la velocidad original le tomará tiempo; así, los proyectos país con un estado poco eficiente como el nuestro, se verán afectados y retrasados; tendrán que volver a ser conversados, entrarán nuevamente a cola en la lentitud estatal o se tendrá que volver a empujar el coche de la burocracia desde cero.

Es por eso que, conocedores de esta situación repetitiva, varios gobernadores regionales han solicitado poderse reunir con el nuevo gabinete cuanto antes para que se retomen todos los proyectos que ya se encontraban en agenda. Ancash tiene en el horizonte cercano, la ejecución del Proyecto Chinecas y este cambio de gabinete, en especial del ministerio de agricultura, no debería resultar en una postergación por nuevas voluntades políticas o nuevas agendas públicas. Chinecas debe hacerse realidad por el bien de nuestra región y de nuestra ciudad.

Dice el dicho popular, que nadie elige a sus madres, y a nuestra autodenominada madre putativa tampoco la elegimos para presidir esta nación, pero le corresponde. Dina Boluarte no logra convencer, no muestra ningún signo de liderazgo en los rumbos que nuestro país requiere; ocupando su mente más en cómo resolverá el gran problema en el que se ha metido por el uso de sus Rolex, está acostumbrada a encargar toda la labor de gestión y de liderazgo país en las manos de sus primeros ministros. Es una mano fofa la que dirige el destino de nuestro Perú, pero una mano que luce un buen Rolex.

(*) Abogado, MBA Centrum PUCP, Mtr. en Liderazgo EADA España. Mtr. en Biblia y Teología DTS EEUU (en curso)

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