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ACTUALIDAD Y POLITICA

CONCHUDO

Habíamos advertido el último fin de semana que los alcaldes hicieron mucho ruido antes de acudir a la cita por la emergencia en Huaraz y en donde por primera vez se entrevistaron con el gobernador regional Enrique Vargas, pues al final quedaron como “pura boquilla”. No lo “cuadraron” como habían adelantado, por el contrario, se dejaron llevar por el discurso anodino ese que ofrecía un millón de soles y combustible a los Municipios de la zona afectada. Y es que fueron decisivamente demasiado complacientes los burgomaestres al no poner reparo alguno a la forma como estaba trabajando el gobierno regional, completamente divorciado de los municipio, se olvidaron de sus constantes quejas y le creyeron al “chef” cuando anunció que se convocaría a una reunión el 27 de marzo para escuchar a los alcaldes sobre todos los temas diferentes a la emergencia pues en esa reunión solo se trataría este aspecto. Pero apenas dos días después la realidad ha demostrado que el Gobernador no dice la verdad, que sus ofrecimientos no se plasman a pesar que una emergencia requiere que las decisiones se ejecuten en el acto. Anteayer nuevamente las lluvias hicieron crecer los cauces de los ríos del interior de la provincia del Santa y los desbordes han generado cuantiosos daños, se requería de maquinaria para poder controlar la furia de la naturaleza, pero aquella que ofreció la región nunca llegó. Los municipios debieron “bailar con su propio pañuelo” y desplazar su maquinaria con su combustible para atenuar los daños. Por ello es que en el marco de del recorrido de inspección de las autoridades para verificar los daños, la alcaldesa Victoria Espinoza estalló por la ira e indignación que le generaba este virtual abandono a los pueblos del interior de la provincia, pues el gobernador lo hace a sabiendas de las necesidades de estos distritos. El mismo los ha recorrido, pero no es capaz de disponer de la maquinaria suficiente para ayudarlos, por ello el día de hoy lunes estarán denunciándolo penalmente por delito de omisión a los deberes funcionales, una denuncia que, igualmente, a nuestro criterio, debió haberse formulado hace varias semanas atrás pues ya estaba visto que el gobernador solo mostraba indiferencia i incapacidad para ejercer el cargo.

DECESO

La semana que pasó falleció quien fuera el comerciante abarrotero más importante de Chimbote entre las décadas del 60 hasta más de la mitad de los noventa. Nos referimos al empresario Rogelio Grados García. Dueño de una personalidad muy “sui generis”, fue uno de los que empezó con la venta al por mayor de los abarrotes. Aquellos que frisan la base siete u ocho deben recordar como parado en su balanza, en su local del jirón Espinar, con su bolsa de papel kraft, en la mano y con toda la gente a su alrededor haciendo los pedidos. En la bolsa acopiaba el dinero. Como también está en memoria de muchos cuando compraba la producción de azúcar de San Jacinto, Laredo y Casa Grande y se convertía en el único distribuidor del producto, en el norte peruano. Ejerció ese reinado por varios años y de varios productos. Al llegar la década del 2000 ingresó al rubro inmobiliario con hoteles en Chimbote, Huaraz, Ica e Iquitos, pero su forma de ser era tan peculiar, que le pasó la factura. Atrás quedaron esas imágenes cuando con su camión repartía la manteca por el mercado Modelo y Alfonso Ugarte, pues en aquella época la mitad de la década del sesenta no había aceite y él empezaba con pie firme el negocio en el que mandó por más de dos décadas. 

VENENO

Hay una funcionaria que ha entrado a una entidad pública con el pie en alto. No cree en nada ni en nadie y apenas se sentó en el escritorio principal de su despacho firmó un pedido para que se haga una inmediata auditoria a la gestión de su antecesor. A sus principales allegados les dijo que no estaba dispuesta a cargar con muertos ajenos, si es que hay irregularidades de inmediato las pondrá en conocimiento del Ministerio Público, como al parecer va a suceder. Pero en el manejo de la entidad ha demostrado que solo confía en su sombra, por ello es que ha dejado la cómoda posición de oficina y ha salido a los establecimientos que dependen de su entidad para conocer el trato que reciben, para saber si es que hay un servicio de calidad y conocer las quejas por la atención del personal. Señalan que no “le aguanta pulgas a nadie” y si es que tiene que echar a un familiar está dispuesta a hacerlo. Le dicen “la tía veneno” y hay que tener mucho cuidado no vaya a ser que nos elimine solo con la mirada.