Editorial

EDITORIAL :: UN SECTOR OLVIDADO ::

En los últimos tiempos organismos fiscalizadores del problema del medio ambiente, como la OEFA, han emitido pronunciamientos relacionados con el accionar ilegal de las fábricas pesqueras de Chimbote y hasta han sancionado a algunas de ellas por contaminar el mar a través del lanzamiento de sus efluentes industriales a la bahía.

Esto ha ocurrido en Chimbote y Coishco, en donde se detectó la presencia de empresas pesqueras que no se han adherido al emisor submarino, de tal suerte que sus residuos inorgánicos son lanzados de manera temeraria al mar, lo que contraviene las normas que otorgaron plazos a estas plantas para evitar seguir matando la flora y fauna de la bahía, el mismo que ha vencido hace ya más de un año.

Por ello es que el organismo fiscalizador del medio ambiente no solo ha emitido sanciones de clausura de las instalaciones fabriles sino que ha exigido que cumplan con las normas para poder volver a funcionar, como lo ha hecho recientemente una empresa pesquera que, manteniendo sus diferencias con los promotores del emisor submarino de Aproferrol, ha preferido instalar el suyo.

Los conflictos entre grandes empresarios no le interesan a nadie, lo que importa es que estas empresas cumplan con las disposiciones legales y dejen de perjudicar las aguas de la bahía como lo han  hecho a lo largo de cuatro largas décadas, destruyendo hermosas playas que golpeaban nuestro litoral y que, en determinada época, la convirtieron en un centro turístico en pleno centro de la ciudad.

Sin embargo, si bien es cierto hay preocupación de los organismos adscritos al Ministerio del Ambiente respecto a la contaminación en el mar, no parece que ocurre lo mismo con la contaminación ambiental, con los humos tóxicos que arrojan las mismas plantas pesqueras y que suelen afectar a los vecinos de los centros fabriles en la medida que no respetan los rangos mínimos permisibles.

Comenzando por el solo hecho que las plantas pesqueras se niegan a invertir para levantar sus chimeneas a una determinada altura que impida que los gases desciendan y se introduzcan en las viviendas de los vecinos, se llega a la conclusión que los empresarios no tiene voluntad de respetar nada.

La semana pasada fueron los pobladores de, A.H  15 de Abril quienes protestaron en la parte exterior de la empresa Exalmar, mostrando la manera como contaminan el ambiente con sus gases tóxicos que se lanzan a pocos metros de altura y que incursionan en el interior de sus viviendas, lo que suele provocar procesos alérgicos a los menores y expone la salud de los ancianos que son mas vulnerables a esta clase de sustancias químicas.

Lo cierto es que las imágenes muestran las instalaciones fabriles que apenas son separados por una pared de las calles aledañas y sus chimeneas no pasan ni siquiera los tres metros de altura, lo que provoca que los gases tóxicos que emana por los mismos rápidamente se internen en las viviendas aledañas cuando no existen corrientes de viento que puedan arrojar los humos hacia el firmamento.

Este no es un problema nuevo, es tan antiguo como el que genera polémica en la contaminación del mar, tiene las mismas características nocivas y que han convertido a Chimbote en una ciudad que siempre huele mal, al extremo que la ha estigmatizado a nivel nacional, pues todos saben que en otros lares se hace mención a estos malos humores y la respuesta de los porteños ha sido siempre la misma: “cada vez que huele mal es porque hay plata”, haciendo alusión a la secuela de la actividad pesquera en antaño, pues a la fecha ya no tiene el mismo rendimiento, por lo menos eso es lo que aseguran los empresarios de este sector que siempre están quejándose de la crisis en sui actividad.

Por ello es que hace ya algunos años el Ministerio de la Producción emitió los dispositivos pertinentes señalando cuales eran los límites permisibles en lo que se refiere a la emanación de gases de la actividad industrial de la pesca, se supone que todas las plantas pesqueras deben cumplir esos rangos.

Sin embargo, la pregunta de los 64 mil soles es ¿Cómo se controla estos límites permisibles? ¿Existen mecanismos y equipos que puedan cumplir esta función? ¿Quién lo hace en Chimbote? ¿Quiénes están obligados a hacer respetar esa norma?

La verdad es que nadie conoce si existen estos organismos y si alguna vez han aplicado algún sistema de control en esta parte de la actividad pesquera de Chimbote, lo cierto es que cada vez que se reinicia la actividad extractiva se perciben los mismos olores y aparecen los golpeados vecinos de las plantas pesqueras quejándose por la nociva contaminación que generan,

Si la memoria no nos traiciona, en una oportunidad se emitió una disposición legal mediante la cual se obligaba a las empresas industriales a contar con sus centros fabriles en la zona industrial de Chimbote, específicamente en el 27 de Octubre, se les otorgaron plazos para que puedan reubicarse y dejar las zonas habitacionales como La Florida, Miramar, el Trapecio, entre otros pueblos afectados.

Sin embargo, fueron pocos los empresarios que respetaron esta medida y se reubicaron, de allí que muchos se mantienen en estos sectores habitacioneals y siguen perjudicando a los pobladores que en más de una oportunidad han realizado plantones y demandan que se encuentre la manera de obligarlos a que cesen de contaminar el medio ambiente.

Cierto que es una tarea un tanto difícil, sin embargo, en la medida que se registran avances en la tecnología, que se encuentran mecanismos para reducir los índices contaminantes de los efluentes que se lanzan al aire a través de gases tóxicos, las empresas pesqueras deben implementarlos porque lo que se busca es que se cese la contaminación.

La protesta de los pobladores del A.H. 15 de Abril es elocuente, recuerda a las autoridades comprometidas en la lucha contra la polución del medio ambiente a tener en cuenta a un sector olvidado, a poblaciones que siguen expuestos a la inhalación de los gases tóxicos de empresas pesqueras que no mueven un solo dedo para impedir que esta gente se perjudique con sus emanaciones perniciosas. Si existen límites permisibles y las pesqueras no los respetan que se sancione con clausuras y multas a los responsables, que los obliguen a tomar medidas preventivas en la contaminación ambiental como lo hacen con la contaminación marina. Esto es imperativo.