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CAMINATA

Cuando muchos cuestionaban la actitud del Ministerio Público para dilatar y prolongar la investigación a los suyos, como es el caso del Fiscal Laureano Añanca Chumbe, la juez superior Mardelí Carrasco Rosas, quien ejerce el control de la investigación que realiza la fiscal superior María Valencia Pozo, puso en evidencia que nadie puede hacer arbitrariamente lo que la gana le da, por ello es que no autorizó un nuevo plazo de ocho meses para agotar la investigación al mencionado magistrado y le otorgó solo 6 meses para que cumpla con las diligencias pendientes y que fueron descritas por la representante del Ministerio Público. La Juez superior ha dicho que 6 meses son suficientes, empero, en donde no podemos dejar de detenernos y analizar su resolución es en la parte que emplaza a la fiscal a actuar diligentemente y que deje su escritorio para poder agilizar y acelerar esta pesquisa. En efecto, la Fiscal ha señalado la necesidad de ampliar el plazo para solicitar al Banco de la Nación un informe relacionado con los movimientos del investigado, empero, al respecto la Juez le dice que no necesita tanto tiempo para recabar ese informe pues podría caminar una sola cuadra desde su oficina hasta la sede del Banco de la Nación para gestionar este documento. Esto es cierto, nadie entiende cómo es que remiten documentos y esperan semanas y hasta meses por una respuesta que podrían obtenerla o gestionarla en menos de cinco minutos, con tan solo una corta caminata, como para estirar las piernas, y llegar de la Fiscalía al Banco solicitando la documentación,. Claro, lo que no repara la magistrada es que para hacer esto no solo hay que tener voluntad, sino que se debe ser imparcial y completar las investigaciones con el objetivo de deslindar responsabilidad y hallar la verdad. Lamentablemente, no es la primera vez que lo decimos, en este caso del Fiscal Laureano Añanca, se advierte el sesgo de una institución que parece no tener reparos para blindar a su integrante cueste lo que cueste, incluso, bajo el riesgo de ser señalados como “los otorongos de Chimbote”. Esperemos que la fiscal se ensucie los zapatos y vaya al banco a pedir personalmente la documentación que necesita.

DEMANDA

Las inundaciones registradas los últimos días en las principales arterias de Nuevo Chimbote, específicamente en la avenida Pacífico y la avenida Anchoveta, han dejado la carpeta asfáltica hechas un desastre, deteriorando mucho mas algunos tramos que ya estaban en mal estado, de allí que es pertinente la reacción de la comuna al anunciar que demandaría a la empresa por los daños y perjuicios irrogados. Este es un tema que atañe directamente a la empresa Sedachimbote, en la primera inundación se dijo que se había colocado deficientemente una válvula en la calle lateral del Colegio Argentino con la finalidad de proveer el líquido elemento a dicho plantel. En la segunda inundación que anegó toda la avenida Anchoveta entre tramo comprendido entre la avenida Pacifico y La Marina, la cosa fue mucho más grave pues en esta última calle se generó una verdadera piscina y después que una cuadrilla reparó la avería, detuvo el brote de agua, no tuvieron la delicadeza de llevar un hidrojet para retirar la gran cantidad de agua acumulada., dejaron que el aniego se seque con el fuerte sol de la mañana, lo que ha generado que las pistas sumen los huecos y se conviertan en un martirio para los choferes. Nadie dijo cuál era la naturaleza de esta segunda inundación, lo cierto es que los más perjudicados son los vecinos de Nuevo Chimbote que ven deteriorarse cada día más sus principales calles. Ya es momento de poner coto a estas irresponsabilidades y que la municipalidad, paralelamente a la demanda que planteará, disponga la rehabilitación de calles, los jirones Chimbote y Coishco son un desastre y a nadie parece preocuparle. Eso está mal.

TENDEROS

La Policía no debe perder de vista los robos bajo la modalidad de tenderos que se viene registrando en las últimas semanas. Esta modalidad ha crecido ostensiblemente, de la mano con el incremento de las tiendas de venta por departamento, sin embargo, no existe semana en la cual no se escuche de la intervención de “tenderos”. Ocurre que estos maleantes aprovechan la presencia masiva de gente para burlar los controles de seguridad interna de las tiendas y son pocos los que finalmente son sorprendidos con las manos en la masa. Es evidente que la autoridad policial debe ver alguna estrategia junto a las grandes tiendas para ponerle coto a esta modalidad delictiva.