“No hay día que la Policía Nacional deje de capturar a vendedores de droga. En Chimbote los hay en cantidad. La mafia de las drogas reemplaza a sus operadores tan pronto cuando estos son capturados sin importarles las condiciones en que los dejan”.
Esta es la escalofriante conclusión a la que llegaron la semana pasada los medios de comunicación luego de dar cuenta de una de las diversas intervenciones que realiza personal de la Policía Nacional en todos los puntos de la ciudad y que termina poniendo tras las rejas a jóvenes y adultos inmersos en este submundo de la droga.
Basta echar una mirada a los archivos periodísticos para colegir que, efectivamente, de un tiempo a esta parte una de las actividades ilícitas de mayor raigambre es el tráfico de drogas, no existe un solo día en que no se capture a “paqueteros”, como se les conoce a los que venden la drogas al menudeo” o se interceptan envíos de droga de gran magnitud, como los comisos de decenas de kilos de marihuana que se han registrado en los últimos meses.
Y es que, para infortunio de los Chimbotanos, esta ilícita actividad ha cobrado un inusual auge en nuestro puerto y ello obedece, evidentemente, al inocultable incremento del mercado de consumidores, los cuales ya no se observan únicamente en los estratos sociales altos y selectivos, sino que se ha extendido a los estratos medios y bajos, especialmente en estos últimos en donde el vicio ha calado mucho.
No se puede soslayar que la droga es sinónimo de delincuencia, los consumidores caen en angustias y hacen de todo para poder obtener la nociva sustancia inclusive vendiendo sus propios bienes o robando a terceros, lo único que les interesa es obtener dinero para seguir comprando esta letal sustancia.
Esto lo saben los agentes del orden y por ello es que permanentemente salen a las calles a luchar contra este flagelo en el que lamentablemente están inmersos jóvenes que no miden las consecuencias de sus actos.
Hace solo unos días los medios de comunicación hemos informado la intervención y allanamiento de una vivienda del P.J., Miraflores Alto, en donde la Policía y Fiscalía detuvieron nada menos que a los integrantes de toda una familia que se dedicaba a la microcomercialización de drogas, los cuales fueron puestos a disposición de la unidad especializada y del Ministerio Público.
Se trata de la organización criminal conocida como “Los Uvas”, los cuales forman parte de una familia que a lo largo de muchos años y, ciertamente de dos o tres generaciones, se han dedicado a esta ilícita actividad, han diseminado la nociva sustancia por diferentes lugares de Chimbote y se han lucrado a expensas de la desgracia de muchos jóvenes que han destruido sus vidas y sus hogares por aceptar este vicio.
Así como los Namay Neciosup, quienes responden al clan familiar de la droga del P.J. Miraflores Alto, existen otras familias que también han desarrollado organizaciones delictivas en nuestra ciudad como los Pugliecevich en Villa Hermosa o los Vásquez Rivadeneyra en La Antena.
Aun cuando esta lacra se ha extendido de manera preocupante por la ciudad, es importante que las autoridades no bajen la guardia, que sigan luchando contra esta lacra social y, aun cuando suene repetitivo, continúen poniendo a buen recaudo a estos mafiosos. Que la venta masiva de estupefaciente no desanime a los custodios y que las intervenciones sigan siendo cosa de todos los días.
AGRARIOS INDIGNADOS
El sector agrario se ha caracterizado siempre por ser un segmento combativo que ha hecho frente cualquier circunstancia que lo afecte o perjudique, ha sabido salir a las calles a defender sus derechos y ha respaldado solidariamente las luchas del pueblo chimbotano ante la indiferencia gubernamental.
Un ejemplo de ello es que, a costa de sudor y sangre, fueron puntales en la conquista de la transferencia del proyecto especial Chinecas al gobierno regional, aun cuando jamás pensaron que ello sería mucho más perjudicial por la presencia nociva que significó el ex presidente regional César Álvarez Aguilar.
Sin embargo, pese a sus antecedentes firmes y batalladores, hoy afronta una seria crisis generada por la intransigencia e intolerancia de los ex dirigentes de la Junta de Usuarios de Irchim, quienes se niegan a entregar los cargos pese a que han cesado en los mismos y no tienen representatividad alguna.
El ex presidente Daniel Flores Bobadilla, un personaje sumamente cuestionado, apela a toda clase de artilugios para sustentar la precariedad de su posición, después de impugnar la inscripción a nivel el tribunal registral, ahora ha recurrido a una acción de amparo con la finalidad de impedir la transferencia de cargos, con el objetivo de tener un pretexto para seguir secuestrando el acervo documentario de la institución.
Lo más grave es que la semana pasada el actual Presidente de la Junta Transitoria de Irchim Francisco Valverde Domínguez, ha revelado que esos ex directivos han llegado al despropósito de embargar las cuentas de la institución mediante un juicio que han simulado a efectos de bloquear el uso de los dineros que recauda la entidad.
De allí que será necesario que las autoridades pongan coto a las actitudes vedadas e ilegales de un individuo como el ex Presidente de la Junta de Irchim que, lejos de pretender dejar el cargo, lo que debería comenzar a hacer es rendir cuentas de la gestión que ha realizado, debe indicar a donde fueron a para los miles de soles que ha administrado por cuenta de los hombres de campo.
No se puede olvidar que hay serias denuncias por compras sobrevalorizadas y apropiación de bonos, más aun cuando se pasea muy orondo por las calles de Chimbote con la moderna camioneta que compró con recursos de la Junta de Usuarios. Esto solo ha generado que tengamos agrarios indignados, hombres de campo que están hartos de las malas artes de personajes que se colocan el ropaje de agricultores cuando no lo son y que solo llegan a los cargos para beneficiarse. Ya es momento de poner coto a esta novela que tiene ribetes policiacos.