En diciembre pasado el editor deportivo de nuestro medio de comunicación nos decía que era un grave error el de Paolo Guerrero, el destacado delantero de la selección nacional, apelar la decisión de la FIFA que le había reducido la sanción que le impusiera un tribunal deportivo de la misma entidad que lo había sancionado antes con un año de suspensión.
En efecto, en aquella oportunidad, poco antes de la navidad del año pasado, los peruanos recibíamos la muy buena noticia de la rebaja de la sanción del goleador que, aun cuando se trataba de una medida punitiva, le permitía jugar el Mundial de Futbol, que se realizará desde el próximo mes de junio en Rusia.
Los peruanos sacamos inmediatamente la cuenta con los dedos de la mano y sonreíamos al advertir que a pesar de los seis meses de suspensión Guerrero no solo estaría en el mundial sino que tendrá dos meses para ponerse a punto jugando partidos con su Club el Flamengo de Brasil y retornar a las competencias oficiales.
Por ello es que los que conocen esta materia se mostraron extrañados que el jugador haya apelado al TAS que es el máximo tribunal de apelaciones que revisa en ultima y definitiva instancia un reclamo, en la medida que esa sola pretensión lo exponía a una sanción mayor y arriesgaba su posibilidad de ir al mundial.
Lamentablemente, la posición personal del jugador y de su entorno familiar iba en contra de cualquier sano consejo de asesores de primer nivel que le decían que debería dejar las cosas tal y como están, que no existía manera de pretender una exculpación total cuando los reglamentos indican los casos en que se deben establecer sanciones.
En efecto, Paolo Guerrero ha dicho hasta el hartazgo que es inocente, que no ha tomado drogas, que no se ha aplicado sustancias para sacar ventajas físicas en el terreno de juego y que su trayectoria deportiva está limpia frente a esta clase de acusaciones.
Lo que no ha entendido nuestro goleador es que nadie, salvo algunos necios y acomplejados que nunca faltan, le ha dicho eso, nadie lo ha acusado de doparse para jugar al futbol, ni siquiera la FIFA que lo ha sancionado, lo que se ha imputado al jugador es de haberse contaminado con una sustancia compatible con la cocaína.
Y es que este hecho es incontrastable, el resultado de la prueba de doping realizado luego del encuentro que sostuvo la selección peruana con la de argentina señala eso, que existía un componente químico que está prohibido por la autoridad deportiva y que ese era compatible con la cocaína, inclusive, se ha señalado que la cantidad que evidenciaba era tan minúscula que se descartaba de plano que haya existido un consumo de alguna droga social, ergo, el jugador no se ha drogado para jugar.
Eso estaba tan claro que el propio jugador, cuando acudió a los tribunales de la FIFA para responder por este hecho ha esgrimido su posición señalando que estando concentrado en el Hotel previo al viaje realizado a la argentina, debido a un proceso gripal en ciernes, pidió una infusión de té, y que el mozo que lo preparó no había reparado que en la misma jarra se había servido un mate de coca, lo que explicaría las razones por las cuales presentaba estos restos químicos en el análisis de su sangre.
Aun cuando esta era solo una versión del jugador que no fue contratadas con el testimonio de alguna persona que lo ratifique, la FIFA asumió este descargo como tal, entendió que la contaminación del jugador fue involuntaria, entonces lo que hace es aplicar el reglamento que establece la responsabilidad de un deportista para evitar que a su cuerpo ingresen sustancias prohibidas y en esos casos la norma señala que existe una sanción que puede llegar a los dos años de suspensión del investigado de toda competencia deportiva que se encuentre bajo los auspicios de la máxima instancia del fútbol rentado en el mundo, en otras palabras, el jugador no podía jugar en ninguna competencia hasta que se cumplan los seis meses de sanción.
Ahora bien, evaluando el reglamento y los alcances de las sanciones a los casos en los cuales no ha existido intención alguna del jugador para contaminarse, la medida que había aplicado la FIFA era indulgente, se le estaba aplicando la cuarta parte de la sanción establecida en el reglamento y sus alcances, los seis meses, no le impedirían jugar el mundial y las competencias previas a partir del 03 de mayo.
Pese a ello, el jugador decidió apelar buscando que se determine su inocencia, dejando de lado las voces que le indicaban que el reglamento de la FIFA no podía establecer su inocencia en la medida que existía una contaminación y así fuera involuntaria la autoridad establecía una sanción, salvo que exista una justificación debidamente comprobada.
Esto último es lo que no podía esgrimir el centrodelantero, la versión de Paolo Guerrero es solo de él, no existe un solo trabajador y menos el establecimiento de hospedaje que haya reforzado su versión, por el contrario, cuando el caso ha llegado al TAS, el organismo que lucha contra los casos de doping en el deporte mundial, la WADA, recurrió al Hotel donde habría ocurrido el incidente y le exigió un pronunciamiento respecto a esta situación y la empresa le dio la estocada final cuando señala ante las máximas instancias de le FIFA que ellos estaban al margen de una presunta contaminación porque en el servicio que brinda no se ofrecen las infusiones de mate de coca.
Sucedió lo que muchos temían, en la justicia ordinaria cuando el apelante hace uso del recurso impugnatorio a sabiendas que las pruebas no lo favorecen, lo que hacen las instancias superiores es incrementar el castigo, algo de eso ha ocurrido con Paolo Guerrero que bien pudo estar en actividad en este momento sino no recurría al TAS.
Se dice en los medios deportivos que, a sabiendas de la complicada situación del jugador con los recursos presentados por la WADA, se le ofreció postergar esta decisión hasta después del mundial de tal suerte que reinicie su actividad futbolística y participe de la fiesta futbolística inigualable en el mundo, sin embargo, el jugador se volvió a negarse e insistir en su inocencia.
Lamentablemente, nuestro líder y goleador ha quedado al margen de la justa mundialista, hay en todo ello un error garrafal que decide la suerte de los hombres y de los futbolistas. Cuánta razón tenían aquellos que se extrañaron que Paolo Guerrero haya recurrido al TAS, ahora es imposible volver sobre nuestros pasos, habrá que aprender a no depender de nuestro gran jugador, aunque somos conscientes que ello será realmente difícil.