De acuerdo a la ley y los reglamentos vigentes las Subprefecturas provinciales son cargos inherentes al Poder Ejecutivo y quienes las ostentan representan al Presidente de la Republica y gobierno nacional en su jurisdicción.
Muchos consideran que se trata de cargos simbólicos y hasta decorativos en la medida que su accionar no tiene mayor incidencia en las actividades diarias, sin embargo, se equivocan y pecan de discriminadores.
En realidad el cargo del subprefecto tampoco se limita a otorgar garantías personales y posesorias a las personas naturales y jurídicas, como muchos asumen sino que su presencia tiene otras implicancias que lamentablemente los designados no las conocen y no las aplican.
Por ejemplo, desde las subprefecturas se tiene que coordinar y participar en el ámbito de su competencia con las autoridades del Gobierno Nacional, Regional y Local pertinentes, la realización de campañas y operativos destinadas a prevenir y controlar actos que atenten contra la moral, las buenas costumbres, la higiene y salubridad, y aquellos actos que contravengan las leyes del Estado.
De la misma manera, las autoridades políticas representan al Ministerio del Interior en los eventos de promociones comerciales y rifas con fines sociales, previa autorización de la Dirección General de Gobierno Interior, de acuerdo a lo estipulado por la normatividad específica, así como recibir las quejas y demandas de la población y derivarlas a los órganos del Estado competentes a efectos de que sean atendidas.
También tienen como misión velar por la adecuada prestación de servicios públicos en general, sin perjuicio del ejercicio de las competencias asignadas por ley a otras entidades y participar en los comités de seguridad ciudadana, promoviendo la intervención y organización de la ciudadanía en coordinación con las autoridades de la jurisdicción.
Así como estas tienen muchas otras funciones que no colocan, precisamente, a las autoridades políticas en un rol de trascendencia, al extremo que en alguna oportunidad se barajó la posibilidad de desaparecer las subprefecturas por razones presupuestales, empero, esta alternativa fue dejada de lado.
Lamentablemente, la propia ciudadanía ha contribuido a esta sensación de inoperancia de una oficina que tiene la representación del primer mandatario de un país, sin embargo, este descrédito no solo obedece a ello sino a la negativa o nula actuación de quienes habiendo sido designados para desempeñar ese cargo solo lo utilizaron para darle un sesgo político de acuerdo a la conveniencia del gobierno de turno.
Justamente, en estas semanas la figura de la autoridad política ha ingresado a una estela de cuestionamientos que ya deja mucho que desear y ello porque hasta la fecha la Subprefectura de la Provincia del Santa, la dependencia que es el eje sobre la cual giran las subprefecturas distritales, no cuenta con un titular desde hace ya casi seis meses, desde que fuera cesado el ex subprefecto Nelson Anticona Herrera.
Y esta crisis se ha agudizado luego de conocerse un informe reservado que la subprefecta de Nuevo Chimbote, Melina Vizconde Zarate elevó a la oficina nacional de gobierno Interior dando cuenta de una serie de irregularidades que van desde la toma de las subprefecturas por parte de un grupúsculo de personas ligadas a un movimiento político, hasta las hostilizaciones a su persona.
En este documento administrativo enviado la subprefecta sureña señala que cuestionados personajes allegados a este movimiento político como son Ricardo Martínez Urrutia, César Tinta Espinoza, Javier Pérez Reyes, pretenderían manejar a “su antojo” las subprefecturas de la región Ancash.
Indica que los mencionados personajes han venido coaccionándola para imponer y retirar a tenientes gobernadores, sin embargo, ella habría hecho caso omiso a estas disposiciones, razón que habría llevado a hostigarla con la finalidad de renunciar al cargo.
“yo solo me debo al presidente a su línea, no a lo que ellos querían, lo único que les pedí es que no se metan con la subprefectura de Nuevo Chimbote, lo que han venido haciendo estos señores es traer tenientes gobernadores, irse a los asentamientos humanos a imponer, yo solo informé de esta situación nada más”, es lo que expone Vizconde en un documento que se hizo viral en las redes sociales.
Lo que llama la atención es que tan candente es el ambiente que se respira en las Subprefecturas que la titular de la repartición de Nuevo Chimbote se ha visto precisada a solicitar garantías para ella y su familia, teme que algo pueda sucederle a raíz de la publicación de su informe sin que ella lo haya autorizado.
Cierto es que en esta clase de manejo las ambiciones son muchas, con mayor razón si lo que ha expuesto Subprefecta Melina Vizconde es cierto, pues en ese caso hay muchos intereses de por medio y, efectivamente, ella podría ser blanco de alguna represalia en la medida que su intervención ha generado que todo un esquema de intrusión política en las subprefecturas se haya desvirtuado o por lo menos se ha mediatizado.
No se puede soslayar es que poco antes que se hicieran públicas las diferencias de Melina Vizconde con otros subprefectos de la provincia, ya los medios de comunicación proporcionaban algunos alcances de esta suerte de acopamiento político de las dependencias que representan al gobierno.
Hace solo unos años se puso al descubierto como este aparato del estado que es manejado por el Ministerio del Interior se puso al servicio del gobierno de turno, en ese entonces del Comandante Ollanta Humala Tasso y las denuncias periodísticas provocaron el cese de la hasta entonces todopoderosa Directora de la ONAGI, Nena Escalante León, a quien señalaron con el dedo acusador.
Esto pone de manifiesto que siempre el gobierno de turno puede echar mano de las autoridades políticas con objetivos ajenos a la función, de allí que las acusaciones que hizo la subprefecta Melina Vizconde no deberían estar lejanas de la verdad, lo que sí es un caso insólito es que la propia subprefecta se vea precisada a solicitar garantías personales, un procedimiento que ella misma suele dirimir pero en el que ahora se encuentra en el otro lado de la vereda. Veremos en que termina este desaguisado que tiene su origen en la falta de cuadros y figuras representativas del gobierno de turno en nuestra provincia.