Editorial

Editorial: ::: VUELTA DE PÁGINA :::

Cumpliendo con los protocolos que establece la ley y, esencialmente, respetando los plazos legales, la semana pasada el Jurado Electoral del Santa cumplió con entregar las credenciales a las nuevas autoridades ediles electas en la provincia y en el marco del último proceso electoral desarrollado el 07 de octubre pasado.

A nivel de la Comuna Provincial del Santa, el arquitecto Roberto Briceño Franco fue el que recibió la credencial que lo acredita como nuevo burgomaestre provincial para el período de cuatro años que comprende del 2019 al 2022.

Junto a él recibieron también sus credenciales los concejales que formarán el nuevo pleno provincial y sobre quienes recae la responsabilidad de plantear las mejores iniciativas para la mejora de los servicios que presta el ayuntamiento a la ciudad y la fiscalización de los actos funcionales de la gestión.

Justamente, tras esta ceremonia el alcalde electo se mostró bastante confiado en la labor que deberán cumplir en los próximos cuatro años y adelantó a la comunidad chimbotana que todos los proyectos que se han ofrecido en campaña se tendrán que ejecutar pues el mensaje que se entregó a los electores es la confianza de contar con autoridades que dejen de lado el terrible pasado municipal.

Creemos que, al margen de los procedimientos formales de la ley electoral, esto último es lo esencial, es la esperanza para miles de chimbotanos que a lo largo de los últimos años han advertido que la casa consistorial de Chimbote ha sido convertida en un verdadero botín del cual sale ganando quien consigue llevar adelante los mejores enjuagues, cuando el progreso y los servicios de la ciudad importan muy poco.

Basta echar una mirada al pasado para advertir que las cosas fueron de mal en peor en la comuna provincial, muchos alcaldes terminaron en el presidio y otros debieron ser vacados y no porque ello fuera consecuencia de una buena gestión edilicia.

La memoria muchas veces nos traiciona, empero, podremos retroceder solo algunos años para convenir que ex alcaldes apristas como Oswaldo Pérez Gamboa y Marco Benites Guevara fueron encarcelados como consecuencia de denuncias derivadas de cargos formulados por mala gestión en sus periodos como alcaldes.

De la misma manera, el ex alcalde Estuardo Díaz Delgado no la pasó bien en su gestión por el abierto enfrentamiento con los regidores de su propia agrupación, al extremo que tuvo que ser sacado en vilo del despacho de alcaldía en bochornosos incidentes que lamentablemente dieron la vuelta al mundo.

La ex alcaldesa Victoria Espinoza García y el alcalde provisional Julio Cortez Rojas han sido condenados por la justicia a penas efectivas y en estos momentos se encuentran en calidad de prófugos de la justicia como consecuencia de procesos que se iniciaron frente a denuncias formuladas en su primera gestión del año 2010 al 2014.

Los manejos de las licitaciones de obras, compra de bienes y prestaciones de servicios no han sido lo suficientemente transparentes como para pensar que la corrupción no ha sido ajena a la función edilicia, por el contrario, en medio de todo este desbarajuste algunos funcionarios corrieron la misma suerte que los ex alcaldes.

De allí que la elección del arquitecto Roberto Briceño Franco tiene mucho que ver con todo esto, está estrechamente relacionada con la imperiosa necesidad de un pueblo que quiere que se ponga punto final a este lamentable estatus quo municipal.

Por ello creemos que esta es una de las razones por las cuales la mayoría de la ciudadanía porteña ha optado por la figura de un joven profesional que no solo garantiza una mayor transparencia, sino que cuenta con envidiable experiencia en la formulación y ejecución de proyectos de inversión en favor del desarrollo de Chimbote.

Basta recordar que las grandes obras que han contribuido al embellecimiento de Chimbote fueron ejecutadas cuando Roberto Briceño fue gerente de obras e infraestructura de la Comuna Provincial del Santa, obras como el estadio “Manuel Rivera Sánchez”, el Malecón Grau, la Plaza Grau, el paseo de la cultura, entre otras llevan la firma y sello de Briceño y fueron las últimas de ese calibre que se ejecutaron en la ciudad.

Justamente, durante su campaña electoral el entonces candidato de “Áncash a la Obra” exhibió una serie de proyectos que se hicieron masticables a partir de la presentación de vistosas maquetas que nos dieron una idea de lo que pretende la flamante autoridad y nos llenaba el ojo por lo que se puede venir para Chimbote.

Obras como la culminación de 4 km. del Malecón Grau hasta El Trapecio, el Asilo para Ancianos abandonados, la escuela de Bellas Artes, que se ubicará en el ex colegio República de Francia, el Muelle Turístico, frente a la plaza 28 de julio: el Museo Marino en la ex cárcel de Miramar, y el Teatro municipal, son algunas de las ofertas electorales.

De la misma manera, se encuentra la vía de Circunvalación, el asfaltado de las carreteras Bellamar-Nepeña y Cambio Puente-La Cuadra, la culminación del estadio Centenario, con cobertura lateral y techado, y los polideportivos de Esperanza Baja, Dos de Junio, El Zanjón en Magdalena Nueva, Tres Estrellas, Señor de los Milagros y el parque temático y deportivo en la Pampa del Hambre, en San Juan.

Sin embargo, si bien es cierto todo ello formará parte de un envidiable paquete de obras, Briceño ya adelantó que no habrá borrón y cuenta nueva, por ello echará mano de la Contraloría General de la Republica a efectos de efectuarse un corte contable y financiero y se revisen todos los actos de gestión de sus antecesores.

Esto es importante en la medida que Chimbote arrastra gestiones edilicias una más escandalosa que la otra, de allí que se tiene que revisar cómo se dejan las cuentas y como se han manejado los recursos, lo cual es indispensable si es que se anuncia que comienza una nueva etapa para la ciudad, la instalación de autoridades que tienen como colofón dar vuelta a la página de la historia municipal y plasmar en la gestión pública edil el cambio que todos esperamos. Suerte para las nuevas autoridades electas a quienes les tomamos la palabra para remar siempre para adelante.