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ESTRATEGIA

No cabe duda que la decisión de la Corte Suprema de ejecutar todo el plazo de prisión preventiva del ex presidente regional César Álvarez Aguilar en el caso La Centralita, trajo abajo la estrategia legal que sus abogados le habían diseñado con el objetivo de lograr su libertad procesal este 25 de enero. Ello porque todo apuntaba a que el mandato de prisión que lo mantenía tras las rejas en el caso el crimen de “La Mamma” Hilda Saldarriaga sería el último escollo en su afán de eludir la fría celda de “Piedras Gordas”, por ello es que se esmeraron en frustrar dos veces la audiencia de apelación de la sentencia que lo condena a dos años de prisión efectiva que quedó suspendida hasta que la sala se pronuncie en el caso “obras abandonadas”. El plan diseñado para ello era abortar la audiencia del 17 de enero y llegar al 25 sin otro mandato de prisión, sin embargo, el 28 de diciembre se notificó la ejecutoria suprema mediante la cual se declaró nula la resolución que había dejado sin efecto la ampliación del mandato de prisión que tenía en el Caso La Centralita y, consecuentemente, ordena que se cumpla todo ese período. Faltaban seis meses así que al aplicarse se extendía el mandato de prisión hasta el 15 de julio de este año. En este escenario, pese a los recursos que ha interpuesto ya no había nada que hacer, la audiencia de apelación había que cumplirse, de nada servía volver a frustrarla, además ya estaba apercibido, por ello César Álvarez decidió romper el chanchito y jugársela toda para evitar la sentencia condenatoria que ya lo dejaría dos años más tras las rejas a la espera de los otros procesos penales que tiene en ciernes. Contrató al abogado Humberto Abanto, que está en la cresta de la ola por la defensa que hace del ex premier Jaime Yoshiyama y su reciente recurso de recusación que ha sacado del proceso nada menos que al Juez de moda Richard Concepción Carhuancho. Decidió Álvarez dejar de lado a sus abogados de oficio y envió al ruedo a una defensa colegiada o integrada por Abanto Verástegui y Paolo Aldea, quien se hiciera conocido cuando asumió la defensa por unos días de Alejandro Toledo Manrique.

FLORO

Sin embargo, en la audiencia realizada anteayer por la mañana se esperaba que la defensa colegiada llegue con un “as bajo la manga”, que sorprenda a la Fiscalía con alguna jugada de ajedrez jurídico y que ponga en aprietos al Ministerio Público, que deje cavilando a los jueces superiores de la Segunda Sala Penal. Lamentablemente, no sucedió nada de ello, el abogado Humberto Abanto hizo una exposición de puro derecho, fundamentó su impugnación en cuestionamientos a los razonamientos jurídicos del Juez, algo que ya habían hecho los anteriores defensores de Álvarez, es decir, más de lo mismo. El ahogado ha alegado que el accionar de su defendido no es ilícito porque la ley autoriza a las autoridades a realizar modificaciones presupuestales en un periodo multianual, es decir, que con reservas de un nuevo periodo se puedan cubrir esas brechas. Esto es cierto, pero Abanto no conoce nada de la realidad de Áncash, apenas si habrá llegado alguna vez a nuestra ciudad y desconoce que no se devolvieron los presupuestos de esas tres obras como tampoco sabe que en realidad se abandonaron más de 30 obras con este mecanismo delincuencial al que echaron mano en la época de la denominada como red de corrupción. Lo hubieran llevado al Coliseo Cerrado para que advierta como se derrocharon los recursos en la gestión de César Álvarez, el colegio García Belaunde, el Colegio Inca Garcilaso de la Vega en El Trapecio, las pistas y veredas de San Pedro, en decir un sin fin de obras que fueron abandonadas a su suerte. En esos casos no existe ninguna ley que pueda amparar semejante despropósito.

COMPLICES

En donde no se equivocó el abogado mediático es en señalar que César Álvarez no pudo haber hecho este desvío presupuestal solo y esto es efectivamente así. En este caso están investigados los ex gerentes Juan Carlos Gallo y Pamela Bermúdez que han sido absueltos por el Juez, sin embargo, el Ministerio Público ha cuestionado este extremo de la sentencia en razón que alguien manipuló el SIAF, alguien tuvo que maquillar las cifras para poder desviar los recursos de una obra presupuestada a otra que no tenía presupuesto. Se entregó una parte del presupuesto y al final afectaron a las dos obras. Esta es una maquinación dolosa que no puede pasarse por alto.