ABANDONADAS
Tal como lo hizo en Chimbote, el Jefe regional de la Contraloría de la República, David Quiroga Paiva, ha realizado un evento similar con los colegas de Huaraz. A diferencia de lo que ocurrió aquí, en donde habló de los incentivos ilegales en las dependencias regionales, esos que se han pagado en exceso hasta en 54 millones de soles, para Huaraz el funcionario se guardó la “pepa” relacionada con las obras abandonadas. Al respecto ha señalado que existen 29 obras que han sido abandonadas entre el 2010 y el 2018 en Ancash, por ello se han decidido a investigar y deslindar responsabilidades para lo cual se ha desplegado un equipo multidisciplinario conformado por 21 auditores (15 ingenieros y 6 abogados) hasta la Subregión Pacífico, en Nuevo Chimbote, en donde recopilarán información sobre el estado situacional de dichas obras. El funcionario explicó que se trata de una muestra de 29 obras emblemáticas en las provincias de Huaylas, Recuay, Huari, Mariscal Luzuriaga, Casma, Pallasca, Huarmey y Santa, cuya ejecución quedaron inconclusas. La verdad es que llama la atención que recién a estas alturas se decida hacer una evaluación de control integral a las obras paralizadas, en Chimbote sabíamos que existían casi 30 obras que tras la caída de Álvarez se fueron concluyendo con algunas, pero en esa época la misma contraloría calificó como ilegales el abandono de solo tres obras, el alcantarillado de Bellamar, el Colegio de Villa María y la Posta de Salud de Magdalena, en donde se advirtió el doloso desvío de recursos presupuestados para poder licitar obras no presupuestadas. Por este último informe de control acaba de ser condenado César Álvarez a dos años de prisión efectiva y en los prolegómenos decíamos en esta misma columna que no son solo 3 las obras abandonadas sino muchas más. Parece que la Contraloría se ha animado a realizar una evaluación de todas ellas porque es evidente que allí hubo derroche y dilapidación del erario regional. Esperemos los resultados de estas auditorías.
DESQUICIADOS
La semana pasada lamentábamos que en Huarmey un monstruo haya ultrajado nada menos que a su hija de 14 años de edad, hecho que perpetraba aprovechando la ausencia de la madre y la obligaba a mantener silencio de lo contrario le haría daño a su hermanita menor y a su propia madre. Ese sujeto, identificado Nelson Ramírez Huaynate afortunadamente se encuentra tras las rejas luego que la Policía lo sorprendiera en su centro de labores y un Juez ordenó su encierro por 9 meses mientras lo investigan. Ahora aparece otro cuadro incestuoso, esta vez en Huaraz, en donde el Juzgado Penal Colegiado de la Corte de Áncash ha condenado a cadena perpetua a José Eleuterio Montes Castillo por haber violado a su hija de13 años entre los años 2012 y 2014, hasta que la menor se decidió contarle a su madre. Desafortunadamente en este caso el sujeto consiguió darse a la fuga por lo que en la condena se ha ordenado su captura e internamiento al penal de Cambio Puente. Es inaudito que en menos de una semana se conozcan dos hechos espantosos que ponen de manifiesto la crisis en las familias por la presencia de desviados al frente del núcleo familiar, es evidente que algo está pasando en nuestra sociedad, no se puede consentir que existan tantos casos de ultrajes sexuales en agravio de menores y que en la mayoría de ellos se encuentren de por medio familiares que abusan de las niñas o niños. La justicia viene haciendo su parte imponiendo drásticas condenas pero se requiere de mucho más para atenuar esta clase de delitos.
GRINGASHO
Las entidades públicas o privadas deberían recoger el dramático llamado que ha formulado ayer la madre del delincuente juvenil conocido como “Gringasho”. Janeth Carrión Villarán, quien ha formulado una pública exhortación para que se interne a su hijo en un centro de rehabilitación porque es adicto a las drogas y que ese vicio lo lleva a delinquir porque de esta manera busca dinero para seguir consumiendo drogas. Afirma que ella ya no puede hacer más, pero que su hijo no merece ser llevado a la cárcel porque allí se perderá a un más, allí continuará con ese mandito vicio, mientras que en un centro de rehabilitación puede recuperarse y terminar con ese consumo que le permita trabajar y estudiar como los jóvenes de su edad. La verdad es que los pobladores de Nuevo Chimbote han verificado que es un caso perdido y que necesita ayuda profesional. Ojalá que algún organismo escuche el llamado de la madre.