Editorial

Editorial: ::: VIOLENCIA ESCOLAR :::

El problema de la violencia escolar, un fenómeno comúnmente conocido como “bulliyng” se extiende por todo el país y no ha podido ser neutralizado a pesar de los esfuerzos de las autoridades por comprometer a todos los estamentos en su solución.

Por ello es que hace solo unos meses el Ministerio de Salud ha proporcionado una preocupante estadística recogida de los reportes de los centros educativos a nivel nacional y que pudieron establecer que en cinco años, entre el 2013 y el 2018 se reportaron nada menos que 26 mil casos de violencia escolar.

Ello nos daría un promedio de 5 mil casos por año, lo que demuestra que este problema no solo no se ha neutralizado sino que sigue creciendo de manera preocupante y exponiendo no solo la integridad física de los alumnos sino, esencialmente, su integridad psicológica y emocional que es más difícil de controlar.

Justamente, la semana pasada se ha registrado un hecho de salvajismo en un centro educativo luego que se llevara al hospital La Caleta y quedara internado un estudiante de apenas 6 años de edad, quien fue extremadamente golpeado por cuatro escolares de 8 años de edad, quienes no solo actuaron de manera cobarde y en grupo sino que ni siquiera tuvieron en cuenta su condición física superior a la de un niño menor que ellos.

Los hechos se registraron la mañana del miércoles a la hora del recreo en el colegio “Virgen del Carmen”, ubicado en la urbanización “El Carmen”, en donde el menor fue agredido con golpes de patadas en la cabeza, estómago y extremidades que le ocasionó vómitos con sangrado, inflamación en rostro y una preocupante somnolencia continua.

Por ello es que fue trasladado al Hospital La Caleta donde le diagnosticaron traumatismo encéfalo craneano moderado, además presentaba hematomas en diferentes partes de su rostro por golpes y en el examen abdominal completo que se le practicó arrojó que presentaba inflamaciones a nivel del hígado, vejiga y riñón, lo que pone en evidencia el salvajismo con el que procedieron los agresores que eran alumnos de dos grados superiores al agraviado.

La madre del escolar indicó en esa oportunidad que espera la intervención de las autoridades pertinentes para que investiguen y sancionen a los autores del daño pues su niño estaba delicado porque le golpearon su estómago y su cabecita cayó sobre el piso, luego arrojó sangre, considerando que la responsabilidad recae en la directora y el profesor de su sección pues son ellos quienes lo tienen a cargo.

El caso es sumamente delicado y por ello, casi de inmediato intervinieron la Defensoría del Pueblo y la Fiscalía de Familia que se acercaron hasta el hospital para entrevistarse con el menor a quien el agraviado habría confesado que continuamente era amenazado por sus agresores que son del tercer año de educación primaria, pero guardó silencio por temor.

Estamos ante un hecho que no puede sumarse, como muchos otros, a la típica estadística preocupante cuyas responsabilidades quedan en el aire, inclusive, a sabiendas que los agresores son otros niños pero cuya conducta no puede contaminar los ambientes escolares por lo que deberían ser llevados a lugares en donde puedan ser corregidos.

Esta es la parte que le toca a las autoridades de Chimbote, pues frente a la gravedad que involucra las agresiones al menor de 6 años, la Ministra de Salud decidió tomar cartas en el asunto luego de haber tomado conocimiento a través de los medios de comunicación lo que estaba ocurriendo con este niño de 6 años y dispuso su inmediato su traslado para ser internado en el hospital del Niño.

Esta es una medida acertada en razón que este menor de 6 años no solo requiere de un tratamiento especial para superar las consecuencias físicas de la salvaje paliza que recibió, no solo necesita recuperar sus órganos internos que se vieron afectados por las patadas cobardes que recibió de un grupo de infantes descarriados, sino que requiere de una terapia psicológica especializada a efectos de dejar atrás el trauma de la agresión severa.

Esto lo sabe la Ministra y por ello decidió intervenir de inmediato, por ello es que esta decisión debe tener su correlato en lo que toca por hacer a las autoridades de la UGEL, Ministerio Público, Defensoría del Pueblo y otras para castigar este hecho con las medidas socializadoras que hay están vigentes.

No sabemos exactamente qué es lo que cabe pero que se tienen que adoptar sanciones eso es innegable, no se puede dejar un funesto antecedente de impunidad frente a un hecho tan grave como el que ha ocurrido en el Colegio “Virgen del Carmen”.

MAL PRECEDENTE

Ya se hizo una mala costumbre que aquellos sujetos que son detenidos por agredir a los Policías y patrulleros para rescatar a los detenidos, suelen ser liberados sin más responsabilidades que la de una detención en flagrancia por 48 horas.

Ha ocurrido la semana pasada cuando un Fiscal dejó en libertad a cuatro detenidos que habían causado destrozos en un patrullero y herido a dos efectivos policiales bajo el absurdo argumento que el intervenido no fue finalmente detenido y que se trataba de agresiones mutuas.

Esto no es más que una falta de respaldo al accionar policial pues el intervenido no pudo ser detenido justamente por el accionar de los maleantes y los Policías han respondido las agresiones de los sujetos, es realmente lamentable que la Fiscalía proceda de esta manera.

Este caso nos hace recordar lo sucedido hace solo dos semanas en Nuevo Chimbote en donde una horda de unos 15 venezolanos destruyó la vivienda de un maestro de obra por el hecho de haberse atrasado en el pago de dos de ellos.

El Fiscal los dejó en libertad y ni siquiera los obligó a resarcir los daños causados, de tal suerte que la decisión del Ministerio Público es un himno a la impunidad, con eso cualquiera hace lo que se le viene en gana y no le pasa nada… no hay quien responda por el derecho de los agraviados que tendrán que apelar a la ley del ojo por ojo. Es lamentable este mal precedente que deja la Fiscalía en estos dos hechos comentados.