Opinión

EL VIRUS DEL MIEDO

Por: Gustavo Tapia Reyes, periodista y profesor.

El miedo es un virus paralizante. Más todavía tratándose de una técnica empleada en la guerra psicológica del planeta globalizado frente a los peligros cerniéndose sobre una hegemonía, máxime si, a partir de haberse detectado el 1-diciembre-2019 a un grupo de comerciantes de pescados, pollos, gatos, faisanes, murciélagos, marmotas, conejos, ciervos, culebras venenosas y otros animales salvajes, padeciendo una neumonía de origen incierto -Covid-19, denominándosele Coronavirus-, en un mercado de Wuhan (China), desatóse un bombardeo mediático, a expensas de cuánto se pretenda disipar en relación a sus efectos, creciendo la batahola de, unos detrás de otros, acumular 81,496 contagiados en la tierra de Mao Zedong.

Nada frenó el vértigo manifestándose en síntomas, tardando quince días en aparecer, radicando en dificultades respiratorias, secreción y goteo nasal, fiebres altas, insoportables dolores de cabeza y de garganta, ataques de tos y evidencias de fatiga, convirtiendo a los ciudadanos en autómatas repitiendo lo escuchado, extraviados en otear, analizar, explicar, tornándose en solo dispuestos a obedecer, agachando las sienes, dando pie a la mantención y al fortalecimiento de una sociedad en América Latina bramándose democrática, abierta, laica, dibujando todo a la perfección dentro del marco falsamente esperanzador de ser “países en vías de desarrollo”. Se cuela esto debido a su posterior irrupción en Italia, declarándose en cuarentena ante los miles y miles de infectados, apareciendo también en Estados Unidos, España, Alemania, Irán, Francia, Corea del Sur, Suiza, Reino Unido, Holanda, Austria, Bélgica, Noruega, superando a la escalofriante cantidad de 10,000 muertos en Europa, 6,000 de ellos únicamente en Italia; sembrándose el pánico bajo una expansión similar a la peste negra, causando 75’000,000 de cadáveres, durante la Edad Media o de la gripe española ocasionando (1918-1920) las gélidas 100’000,000 de víctimas, ahondando la desmoralización emanada al término de la Primera Guerra Mundial.

Rarísimo resulta haya sido en China, el más grande competidor de los Estados Unidos en el siglo XXI, disputándole los diversos mercados a nivel de los cinco continentes. Surgió allí originando una sospechosa confluencia de intereses buscando aplastar la exportación por millares de productos (generalmente descartables, al cabo de unos meses) logrando que televisores, celulares, tabletas, computadoras, tostadoras, hornos microondas y demás artefactos, implementados con lo último en tecnología, se queden depositados de la Aduana del Callao, bastante parecido a la indiscriminada compra de tapabocas, vaciándose los almacenes de boticas y farmacias, aunque su eficacia en la protección de la salud no implique garantía, afectando la resistencia de pacientes de otras enfermedades sí necesitando de aquellas. Tampoco se ha prestado mayor atención a un Coronavirus creado en laboratorio, especulándose la posibilidad de, incluso, tenga a expertos autores y una patente registrada, en la opción eventual de, poderse emplear cual arma de ataque bacteriológico o esperando la reacción de la -principal beneficiada- mafia de los medicamentos, debido a la conflagración alcanzando ribetes inusitados, expandiéndose a los países de América Latina, cancelándose espectáculos públicos, en tanto, el presidente constitucional Martín Vizcarra, junto a la exministra de Salud, Elizabeth Hinostroza (y el posterior Víctor Zamora), luego de confirmar la víctima cero era un aviador comercial de 25 años de edad, retornando de Europa, siguió, en los sucesivos días, comunicando medidas, entre ellas, la “inmovilidad social obligatoria”, de 8:00 pm a 5:00 am, mejor llamada Toque de Queda.

Empero, algo debe quedar claro. La publicitada mortalidad del mismo es mucho menor de cuánto, en verdad, se cree, porque, de acuerdo a informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 97.5% de los pacientes diagnosticados –pasando el periodo relacionado a la incubación del mal- se curan, pues, atendiendo a las recomendaciones, aparte que la mayoría de los fallecidos pertenecían a los grupos en riesgo (niños menores de 5 años, ancianos mayores a los 60 o sufrían las secuelas de otras enfermedades, debilitándoles el sistema inmunológico), estando guardados en casa, bajo los extremos cuidados de quien se hizo cargo, un pariente por lo habitual, mientras los restantes familiares debieron someterse a un riguroso lavado de manos -jabón y agua abundantes-, poniendo el brazo se cubrieron antes de estornudar, obviaron presentarse en lugares de mucha aglomeración, respetando el decretado “aislamiento”, evitando, además, tocarse la boca, la nariz, los ojos, se olvidaron de salir, teniendo en cuenta, a razón de ser un virus altamente trasmisible, una fuente básica radica en tener contacto, careciendo del traje e instrumentos adecuados, respecto a un sujeto proviniendo de algún país europeo, a uno determinado en grave situación, a quien se contagió tras haberse vinculado a cualquiera de los anteriores o asumido la insensatez de, fungiendo de turista, haberse ido al viejo mundo.

Esto es, quizás manteniéndose, conforme lo ha expresado al epidemiólogo chino Zhong Nanshan, en una rengueante ampliación hasta el mes de junio, se desconoce cómo reaccionará a la llegada de la temporada de calor por allá, neutralizando al virus, dicen, a la temporada del frío por acá, estimulándolo más bien, dicen, abarcando a las Islas Filipinas, Canadá, Hong Kong, Vietnam, Rusia, Tailandia, India, Rumania, Singapur, Sudáfrica, Australia, Pakistán, Ucrania, Túnez, Lituana, Camerún, República Checa, Finlandia, Indonesia, Marruecos, Palestina y más. El control permanente y las acciones de prevención significarán una voltereta al dominio de un Covid-19, culminando en un episodio más de los enfrentamientos de Estados Unidos acicateando a China y de China devolviéndole la gentileza a los Estados Unidos, dejando en ascuas a las naciones dependientes, inmiscuyéndose Corea del Norte advirtiendo, por ejemplo, seguirá haciendo pruebas nucleares, graficando así la existencia de un omnímodo poder manejando los hilos de un Big Brother, el siniestro personaje de George Orwell, apoderándose de casi todas las instancias sirviéndole en el aprovechamiento y en el usufructo, en la absorción y en el cerco, en la domesticación y en el silencio, fundamentados en la soterrada aplicación de una variedad de restricciones alineadas a entidades propulsoras de la paz, el “contrato social, Constitución, derechos humanos y otras igualmente fuertes y decisivas” (Augusto Monterroso dixit).

Distinto e indignante resulta comprobar, mientras nuestra atención se ha centrado en aquel virus, de manera vergonzosa se prosigue ignorando la dolorosa realidad del Perú ostentando alrededor de 37,000 enfermos de Tuberculosis, detectados y admitidos, ocupando (después de Haití) el segundo lugar en el contexto latinoamericano; más de 12,288 infectados del temible dengue –igualmente de zika chikungunya- brotando en cada verano, cobrándose la vida de 25 personas, 13 en Loreto, 9 en Madre de Dios y 3 en San Martín y de los niños, acompañados de sus padres, viniendo desde La Oroya, Pasco, violentamente reprimidos por agentes policiales, interceptándolos en una sonora marcha de protesta contra el plomo inoculado en la sangre, responsabilidad de la minería formal. Seguiremos mirando para afuera ¿en desmedro de don Miguel de Unamuno insistiendo en hacerlo para “adentro”?