Todos los años sin excepción, los colegios hacen una pausa para reconocer la figura emblemática del maestro. Son ellos, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, en todos los lugares del mundo, la base de todos los sistemas educativos tanto públicos como privados y los encargados de formar a cada estudiante, invitándoles a ser cada día mejores personas al mismo tiempo que los motiva desarrollando sus ganas de aprender. En muy pocas líneas se ha definido el contenido de centenares de libros que tratan sobre el rol o función del maestro, también conocido como profesor, aunque las funciones de uno y otro sean diferentes pero coincidan en su objetivo final: educar. El término Profesor proviene del verbo latino “Profiteor” que equivale a “dar a conocer”. O sea, un profesor es el que expone o da a conocer un tema concreto a su auditorio, que puede estar formado por cualquier grupo de persona o de alumnos. A esos últimos también los guía y trata de ayudar en su formación. El término Maestro proviene del latín “Magister”, concepto mucho más amplio, que no abarca sólo la docencia sino que se utiliza para designar a una persona revestida de una mayor autoridad intelectual y moral y al que se le reconoce una valía superior y digna de admiración. Maestro no solo se es en el aula, sino que uno puede serlo en otros aspectos de la vida y que al estar revestido de una gran experiencia es muy considerado y valorado en la sociedad o en un determinado grupo humano.
Después de todo lo dicho, podemos ir concluyendo que el profesor es un docente especializado en una materia específica de la que se le supone es experto y va acompañado de la titulación correspondiente: Matemáticas, Lengua y Literatura, Idiomas, Historia, Biología, Física, Química, etc.etc.ÂÂÂ Sin embargo, la función del maestro además de la transmisión de conocimientos, como hace el profesor, consiste en proporcionar a sus alumnos una formación integral, con una visión amplia del saber. Su rol es ser guía de los jóvenes para que avancen con seguridad y éxito en su camino académico, siendo como he dicho antes, referencia moral para sus años de formación y vida posterior. Es lógico que como el maestro dedica muchas más horas que el profesor a sus alumnos se desarrollen vínculos intelectuales más fuertes con el primero. Vínculos que durarán toda la vida y de ahí la hermosura y el orgullo de ser Maestro. ¿Esto quiere decir que un maestro es más importante que un profesor? No exactamente, pues la labor de ambos en el ámbito educativo es complementaria y esencial para la formación completa de los jóvenes al compartir maestro y profesor los mismos objetivos. Aunque me he referido principalmente a sus diferencias es importante hacer mención a sus semejanzas. Ambos deben tener vocación docente y además contar con una serie de habilidades sociales y cualidades imprescindibles, como son: paciencia, empatía, capacidad de escucha, comunicación, psicología y mucha humildad. Finalmente, recordar que tanto uno como otro tienen el deber y función de despertar y potenciar en sus jóvenes alumnos el interés por continuar aprendiendo durante toda su vida, lo que se conoce como “Learnability”. Aspecto novedoso y determinante para el futuro.
La función social del maestro es crucial para el desarrollo intelectual, científico, laboral y económico de un país y de ahí que en momentos complejos y complicados como los que nos está tocando vivir, su presencia sea vital para mantener el hilo conductor con los jóvenes: la educación virtual. Tremendo esfuerzo el de maestros y colegios para de la noche a la mañana acomodarse a un sistema educativo basado en la virtualidad, que si cumple los requisitos mínimos exigibles, como son la sincronía con el profesor de forma diaria y profesional, no limitándose únicamente a videítos y trabajos editados hace años, la convierten en una educación sensiblemente más cara y compleja aunque sólo sea por las muchas horas que tiene que invertir el maestro en preparar y elaborar la clase del día siguiente. Mucho mérito el de esos maestros/as que se están dejando las pestañas en provecho de sus queridos alumnos, preparando, realizando y editando sus complejos trabajos que al día siguiente expondrán en directo, en sincronía, con sus alumnos. Motivar, ilusionar y estimular a todos y cada uno de los alumnos es tarea emprendida y ejecutada por esos valientes maestros que cada día nos dan, sobre todo a los chavales, ejemplo de solidaridad, perseverancia y buen hacer. Y de ello somos testigos cuantos padres seguimos día a día las clases impartidas. ¿Por qué será, que para los chavales su profesor/ra tiene la máxima credibilidad, como la tenían en su día los dioses del Olimpo? Simplemente porque el rol del maestro/a es continuidad, cuando no, sustituto, del de padre o madre. ¡¡Feliz día a todos ellos y fuerza para continuar!!
Moraleja: Dar amor consiste en sí, en dar educación. (Eleanor Roosvelt)
Así sea. EL VIGÍA