La precariedad de la salud del gobernador Juan Carlos Morillo Ulloa, ha generado desbalances en la marcha del gobierno regional de Ancash, como bien habría de suponerse a partir de la ausencia de su titular.
Inicialmente se pensó que el proceso de recuperación del titular de la región tomaría unas semanas en la medida que a solo dos días de haber sido internado fue trasladado a una Unidad de Cuidados Intensivos y de inmediato fue intubado con la finalidad de proporcionarle respiración asistida.
El solo hecho que un paciente ingrese a UCI ya advierte el nivel de gravedad en la salud de la persona, inclusive, es un indicio de peligro para la vida de cualquier persona, por lo que se pensó que esta coyuntura habría de afectar seriamente a la Región.
Ahora bien, la ausencia de la primera autoridad de la región por razones de salud implica que debe tramitarse una solicitud de licencia a efectos que el funcionario que le sigue en jerarquía asuma las riendas de la región, y, la marcha administrativa y funcional no se afecte hasta en tanto el titular del cargo se recupere.
Empero, las cosas tampoco se han manejado de manera correcta y precisa en el seno del consejo regional de Ancash pues esta semana que ha concluido sus integrantes no han sido capaces de ponerse de acuerdo a efectos de sancionar la licencia de salud, no solo por la naturaleza de los documentos que lo acompañan sino por las diferentes maneras de interpretar la ley en lo que concierne al plazo de la licencia por razones de salud.
Sin embargo, mientras los consejeros no se ponen de acuerdo y postergan la decisión sobre este tema, las noticias que han llegado del hospital “Edgardo Rebagliati” son alentadoras pues el Gobernador ya no se encuentra intubado, le han retirado los equipos que lo mantenían conectado a un respirador artificial y los indicadores del funcionamiento de sus órganos han mejorado notablemente tal como se aprecia en los reportes que han trascendido a la prensa y los cuales nos relevan de mayores comentarios.
Esto nos lleva al escenario que bosquejaron los especialistas que revisaron al gobernador cuando recién llegó al nosocomio limeño y señalaban que dentro de la gravedad de su estado de salud, jugaba en su favor la edad de la autoridad ancashina, un hombre de 41 años que cuenta con una fortaleza física que está en condiciones de poder hacer frente a trastornos del Covid en mejores condiciones que de una persona de avanzada edad y en estado vulnerable.
De allí que el reporte médico que ha trascendido el día de ayer nos genera tranquilidad y advierte que hay que mantener mucha calma frente a la tormenta que algunos políticos desubicados pretenden generar con la finalidad de ganar terreno o de escalar algunas posiciones para hacerse del poder en la región,
Hay que dejar de lado esta clase de ambiciones, estamos haciendo frente a una pandemia que, al parecer, por cosas del destino, se ha ensañado con Ancash, nos mantiene con niveles impresionantes de contagio y muertes, amén que el confinamiento en nuestra jurisdicción se ha prologado desde el 15 de marzo y se mantendrá hasta el 30 de setiembre próximo.
De allí confiamos que finalmente la respuesta del organismo del Gobernador le permita retomar sus funciones en el tiempo que sea necesario y con las cautelas y previsiones que ahora deberá tomar en cuenta en la medida que es consciente de lo que puede generar este virus en su organismo. Esperemos tener pronto al Gobernador nuevamente en el cargo y de esta manera se estabilice la marcha de la región Ancash.