Editorial

::: PREVISIBLE EPÍLOGO :::

La universidad ULADECH Católica acaba de salvar una grave contingencia derivada de un revés legal generado en los actos perniciosos provocados por su anterior Rector y que la condenaba a la virtual pérdida de todo su patrimonio por absorción de otra Universidad con la cual estableció contactos en medio de una situación de urgencia.

Esta es, por lo menos, la información que ha proporcionado la mencionada casa universitaria luego que se conociera la decisión del Tribunal Arbitral frente a la apelación que planteó la Universidad Católica de Trujillo porque un registrador publico había desconocido los efectos del convenio de fusión suscrito por ambas entidades en diciembre pasado, luego que la SUNEDU descalificó a la universidad chimbotana.

Lo que es más grave aún, el tribunal arbitral dispuso que todos los bienes de la ULADECH se inscriban a favor de la entidad trujillana y, consecuentemente, todo el patrimonio y la organización educativa de la ULADECH es absorbida por la antes mencionada, lo que quería decir que el nombramiento de las flamantes autoridades de la entidad chimbotana quedaba virtualmente desvirtuada.

Por lo menos esto responde las preguntas que nos veníamos haciendo hace uno o dos meses atrás cuando, precisamente, de manera sorpresiva, se convocó la asamblea universitaria para la designación del nuevo rector ante la renuncia del sempiterno Julio Domínguez Granda.

Esto se manejó con absoluto perfil bajo, inclusive, cuando nuestro diario consultó a los dirigentes y representantes estudiantiles respecto a una asamblea universitaria que tenía el objetivo de elegir nuevas autoridades, se hicieron los desentendidos y afirmaban no conocer nada al respecto, cuando se sabía de antemano que todo estaba encaminado.

Y es que la sorpresa radicaba en que, antes de la pandemia, se había anunciado por todos los medios a su alcance que la ULADECH había suscrito un convenio de fusión con la universidad trujillana, del mismo molde católico como la chimbotana, inclusive, hubo una presentación oficial al respecto.

Entonces, si los ciudadanos de a pié nos habíamos quedado en la fusión de las dos universidades y si por fusión se entiende la unión de dos personas jurídicas que se convierten en una sola por objetivos comunes, ¿Cómo se entendía que la ULADECH estaba eligiendo nuevas autoridades cuando se supone que ya era una nueva entidad en la que participaban otras de una entidad diferente?

Por lo menos esto es lo que entendíamos todos, empero, nadie conocía que el ex rector Julio Domínguez le había metido una patada en el occipucio a los representantes de la Universidad Católica de Trujillo y desconoció el convenio, actuó de manera unilateral ilícita y ladina, pues lo más conveniente era llegar a un nuevo acuerdo.

Sin embargo, se prefirió la otra vereda y frente a ello, en este mismo espacio editorial advertimos a las nuevas autoridades, acertadamente encabezadas por el R.P Juan Roger Rodríguez, que lo más edificante era dialogar, tocar puertas y sentarse en una mesa para llegar a acuerdos salomónicos.

Todo esto comienza cuando, tras la pandemia, se dictan nuevas reglas de juego para aquellas Universidades que no habían conseguido en diciembre pasado su institucionalización y se le otorga nuevos plazos para que puedan adecuarse a la ley, entre las cuales se encuentra la ULADECH Católica.

Se abrigaba una nueva esperanza pero se olvidó que existían documentos firmados, convenios autorizados, compromisos que la gente de bien sabe respetar, pero no lo hicieron, esperaron que el tribunal Arbitral se pronuncie y, aparentemente, hay quienes pensaron que podía hacerlo en favor de la ULADECH, pero se equivocaron de cabo a rabo, por lo que quedaron cayendo al vacío.

Por ello ahora se hizo lo que debió hacerse hace meses atrás, más aun cuando estaban de por medio la relación de dos universidades católicas, dos entidades universitarias que tienen como máximo rector a las autoridades eclesiásticas de sus respectivas jurisdicciones, entonces no podría tratarse de un mejor escenario para revertir este tema.

Ahora, con la presencia de los cancilleres de ambas universidades, se ha podido dejar de lado las contiendas y las decisiones legales, han llegado a un sesudo cuerdo de esperar el pronunciamiento de la SUNEDU, se ha decidido confiar en que la Uladech Católica pueda ser calificada por el ente rector y solo entonces definir el convenio de fusión.

Nos parece lo mas cuerdo y saludable, por lo menos, admite que una de las más importantes entidades de Chimbote está aun con vida.