Se dice habitualmente que las redes sociales se prestan para manejos turbios y abusivos, como en el caso de los desviados que acechan a las menores, sin embargo, también constituyen una herramienta efectiva de comunicación y suelen erigirse en el medio más apropiado para difundir cualquier tema que resulte siendo importante para una comunidad.
Justamente, uno de estos casos estuvo relacionado con una pública denuncia efectuada por una ciudadana que sorprendió a dos miembros del escuadrón Fénix de la Policía de Tránsito de Chimbote que luciendo el uniforme no tuvieron reparos en ingresar a un centro de belleza y someterse a un cuidado de la piel ante la sorpresa de las personas que se hallaban en este mismo lugar.
Obviamente, los adelantos tecnológicos permiten ahora que cualquier persona que tenga un celular a la mano pueda filmar o fotografiar en el instante y de esta manera captaron a las Sub Oficiales de la Policía Nacional que deberían ser conscientes que de esta manera solo exponían la imagen de su institución.
Y es que resulta realmente chocante para cualquiera, como lo fue para la persona que las captó en esa singular escena, que dos integrantes de la Policía abandonen su cargo y se preocupen en pintarse o arreglarse, cuando eso lo deberían hacer en sus horas libres o cuando tengan el descanso que tiene todo servidor.
De allí que de primera impresión hay quienes se detenían para buscar alguna justificación a este hecho indignante y se preguntaban si las sub oficiales se encontraban fuera de su horario de trabajo, lo cual no viene al caso en la medida que estaban vistiendo el uniforme policial y hasta con el chaleco distintivo de su labor en el ordenamiento del tránsito.
Si las dos sub oficiales sorprendidas en tan absurda situación no se encontraban en horario de trabajo entonces no tenían porque hallarse con el uniforme, más aun cuando son conscientes que la vestimenta de reglamento solo puede ser utilizada cuando están prestando servicios, no pueden utilizarla para ir al mercado o para realizar alguna actividad en particular.
Por ello es que, cuando la prensa tomó conocimiento de este hecho y divulgó la noticia, ya la institución tutelar se había visto obligada a tomar medidas y se sabía que las dos Policías de Tránsito, efectivamente, se encontraban de servicio cuando decidieron ingresar a un spa para acicalarse dejando abandonado sus puestos de trabajo.
De allí que cuando los reporteros se dirigieron al general Juan Gálvez Escalante, máxima autoridad policial en nuestra región, éste ya tenía la respuesta en la boca y reveló que ambas habían sido sancionadas con seis días de arresto simple, que es una medida disciplinaria que no implica que el infractor sea internado en un calabozo sino que queda a disposición de su unidad, es separado de la actividad que realizaban mientras se lleva a cabo el proceso disciplinario que determinará el castigo al que se hace acreedor.
Esto quiere decir, como lo ha confirmado la superioridad, que las dos sub oficiales han sido sometidas a un proceso de investigación que está a cargo de la Inspectoría de la propia Policía y será esta unidad la que finalmente determine el grado de responsabilidad que tienen en estos hechos, proponiendo la sanción a imponerse.
Hay quienes piensan que el hecho no debe ser para tanto, que las dos sub oficiales, por su condición misma de mujeres, se dejaron ganar por ese orgullo femenino que las lleva a mejorar su imagen y presentarse mejor y por ello decidieron ingresar un momento al centro de belleza, empero, la cosa no es tan sencilla.
Está de por medio la imagen de su institución, cualquier funcionario público no puede salir de su oficina en horario de trabajo y comerse un cebiche o tomarse una cerveza porque el estado lo remunera para que cumpla una determinada función, para que atienda un servicio y responda a los requerimientos de los usuarios, de tal suerte que si traiciona esta obligación tiene que ser sancionado.
Igualmente, las Policías de Tránsito tienen un horario que cumplir, les otorgan un uniforme para que los ciudadanos respeten su investidura, por lo tanto, están en la obligación de cuidar esa imagen y no deben maltratarla o usarla indebidamente.
Este caso nos trajo a la memoria un hecho indignante que nuestros reporteros captaron hace unos años atrás, cuando los medios de comunicación, la Municipalidad Provincial del Santa y la ciudadanía en general hacían frente a la ambición de algunos transportistas que pretendían legalizar el traslado de un quinto pasajero en sus vehículos, aquel que obligaban a colocarse entre el asiento del chofer y el copiloto, en donde no existía un asiento sino que debería acomodarse como podían aun cuando ello le implique incomodidad y dolor.
El transportista solo pensaba en ganar un pasaje más y le importaba un pepino si el pasajero estaba incómodo o recibía un pésimo servicio por el solo hecho que estaba necesitado de trasladarse de un punto a otro, sin embargo, jamás hubiéramos pensado que esta ilegal pretensión sería promovida nada menos que por un Policía de Tránsito que se supone eran los que infraccionaban a los choferes por esa clase de faltas.
Nuestros periodistas fotografiaron a un Policía de Tránsito que se subió a la parte delantera de un colectivo obligando a otro pasajero a viajar en el medio, es decir, avalaba el quinto pasajero que era lo que él, precisamente, debería evitar y sancionar.
No es posible que se exponga la imagen de la Policía de Tránsito de esta manera, como es una ignominia que las Sub Oficiales sorprendidas dentro del centro de belleza dejen esa muestra de indiferencia e indolencia frente a sus obligaciones para someterse a tratamientos de belleza que no corresponden a sus funciones.
En esta oportunidad la redes sociales han servido para poner al descubierto un hecho que no puede ser considerado como algo anecdótico, por el contrario, se trata de una grave infracción que la propia institución debe compulsar y saber sancionar con el rigor que corresponde, dejando en claro el perjuicio que se gana la institución al ser expuesta en el concepto público. Urge dejar sentado un precedente para que otras sub oficiales no intenten hacer lo mismo o algo parecido. Si la Policía exige respecto debe comenzar por hacerse respetar por sus propios integrantes.