Editorial

::: UN RETO POLICIAL :::

El pasado fin de semana nuevamente las calles de Chimbote se tiñeron de sangre y, a diferencia de lo que venía ocurriendo en los últimos días en que las víctimas se sumaban en las manifestaciones de protesta contra el gobierno, en esta oportunidad la victima había sido emboscado por un sicario que lo acribilló sin miramientos.

La información periodística señala que se trata de un empresario del rubro acuícola, quien tiene nacionalidad canadiense pero se encuentra afincado en nuestro país, específicamente en el P.J. Villa María, en donde halló la trágica muerte.

La nota policial indica que Héctor Joseph Cabral (48) conversaba con su esposa en una moderna camioneta Cadillac modelo Escalade de placa de rodaje H1T-037, en el frontis de su vivienda en el pasaje San Lorenzo del P.J “Villa María” cuando fue acribillado por el sicario.

El asesino, aparentemente, había estudiado los movimientos del occiso, pues se acercó de manera sigilosa arrastrando un triciclo de reciclador, incluso, vestía como tal, de manera que nadie pueda sospechar de sus desplazamientos.

He allí una primera gran diferencia a los crímenes por encargo que generalmente muestran a dos asesinos motorizados que llegan disparan a su objetivo y huyen, sin embargo, en esta oportunidad la motocicleta solo sirvió para la fuga de los maleantes.

En el lugar quedaron el triciclo y los restos que llevaba el asesino, a lo mejor ello representa una buena pista para poder llegar a identificarlos, el triciclo debe haberlo conseguido de alguna manera, bajo alquiler, compra venta o cualquier otra operación que puede ser rastreada por la Policía.

Justamente, por la forma como ocurrieron los hechos, la primera impresión que se llevaron todos era un ajuste de cuentas, una orden de alguien que se oculta bajo el poder de su dinero pero encarga a sicarios que se encarguen de su oponente por alguna razón.

Por nuestra parte, de primera intención pensamos que se trataba de extorsionadores que estaban exigiendo cupos al empresario y que al negarse ordenaron matarlo, las evidencias dicen mucho de ello, un empresario exitoso, de un rubro del sector pesquero que mueve mucho dinero y propietario de una camioneta Cadillac que tiene un altísimo valor en el mercado.

Esas son las razones que nos animaron a pesar que se trataba de un pago de cupos, empero, la Policía ha recogido algunas evidencias iniciales que indican que detrás de este alevoso crimen habría un móvil pasional y la sospecha es que el malogrado empresario se haya vinculado de alguna manera con una mujer que era pareja de un hampón.

Ojo que esto suele suceder, los crímenes pasionales por encargo salen generalmente de un penal, en donde se encuentra el autor intelectual que ha sido chismeado que su pareja estaba en tratos amorosos en la calle y ordena la sigan e investiguen, tras confirmar el dato lo que hace es vengarse con el único idioma que conocen, el de las balas asesinas.

Otro de los factores que abona a ello es la modalidad del crimen, el falso reciclador que se acerca inadvertidamente y le dispara en la base del cráneo, un primer tiro de precisión que tiene efectos mortales, los otros dos disparos fueron solo de remate y de contención para que no lo persigan.

Esta modalidad delictiva ya dice mucho para la Policía que desde ese primer día ha puesto a trabajar a sus mejores sabuesos en el afán de hallar pistas, ubicar testigos, madurar documentos y llegar a conclusiones preliminares que puedan desentrañar este alevoso crimen que enluta a un hogar bien sostenido y deja muchos márgenes de dudas respecto a los móviles promovidos por los asesinos intelectuales.

No cabe duda que nos hallamos ante un crimen enigmático, que puede tener más de un móvil y que obliga a los investigadores a seguir hurgando por todos los sectores. Todo un reto policial cuyas conclusiones se esperan con ansias porque no es justo que a un empresario exitoso lo asesinen de esta manera, solo por intereses de terceros que, cual pusilánimes, se ocultan en la figura de los asesinos a sueldo. Que los identifiquen para que la justicia los encierre de por vida.