Por: Nicole Peláez Solis (*)
Ha pasado exactamente una semana de la partida de quien fue el Director del Diario de Chimbote; el Dr. Javier Peláez Olortegui y quien fue a su vez mi tío Tito. Una semana con tanta incredulidad, se me hace cada día difícil creer que no esté más con nosotros.
Él, además de ser mi tío; fue también mi padrino de bautizo. La relación que tuve con él no fue la más cercana, pero siempre le he tenido un gran respeto, admiración y cariño. Los almuerzos de fines de semana que compartía toda la familia Peláez; o los almuerzos de cumpleaños e incluso los veranos en los que todos íbamos a Tortugas a disfrutar de este.
Días antes que mi tío partiese a lado de mi abuelo; Wilfredo Peláez Gularte; a pesar de la situación por la que atravesaba, todos confiábamos en que iba a salir bien, que nada iba a suceder. Sin embargo, otra fue la historia. Este virus llegó para llevarse a las personas más cercanas a ti, de improviso, y sin imaginarlo. Juro que jamás pensé que esta enfermedad atacaría de tal forma, a mi familia y menos que se le llevase.
Tal vez, hace mucho no compartía con él porque estudio en Lima, los almuerzos ya no eran tan seguidos, a medida que la tercera generación fue creciendo, fuimos separándonos; pero por dentro sabíamos que éramos una familia. El 2020 era imposible salir a visitar a los familiares porque debíamos permanecer en casa y cuidar a los nuestros; es por ello que en mi mente llevo la imagen de un “Tito”, siempre alegre, con una sonrisa cuando te saludaba, o brindando feliz con sus hermanos y es con dicha imagen que siempre lo recordaré.
No está mas quien escribía los editoriales del periódico, pues sin miedo él publicaba lo que le nacía, y lo que el pueblo debía saber, a pesar de los tantos enemigos que se han ganado por publicar la verdad. Mi papá me comenta que es más difícil, pues él estaba desligado de la parte política, sin embargo; hoy tenemos la tarea de seguir adelante por el sueño de mi abuelo y ahora de mi tío.
El Diario de Chimbote alberga un gran dolor, una partida dura de superar, pero tenemos que seguir adelante y, sobre todo, unirnos más, ser esa familia que siempre se juntaba y disfrutaba pasar ese momento a lado del otro. Estas líneas describen lo que siento y lo que quiero. Hoy en día, no sólo practico en el periódico como una forma de practicar lo que se me avecina más adelante en el campo laboral; sino también el poder apoyar a mi familia y todos seamos parte de este legado.
Solo me queda finalizar por entregar fuerzas a mi tía y mis primos, que sepan que no estarán solos, porque somos eso: una familia.
(*) Estudiante de Ciencias de la Comunicación de la Universidad San Martín