Ha transcurrido ya casi una década desde aquel 07 de diciembre del año 2006 cuando una seguidilla de disparos con arma de fuego irrumpieron en medio de la tranquilidad de la noche en el centro de la ciudad, la misma que antecedió a un desfile de sirenas y luces de colores de los patrulleros que llegaron a la escena de un violento crimen.
Se trataba nada menos que del asesinato de un magistrado de la ciudad, uno de los primeros en su tipo en nuestro Puerto y que afectaba nada menos que al Vocal Provisional de la Sala Laboral de la Corte del Santa., Dr. Enrique Salazar Guzmán, quien fue asesinado por dos asesinos a sueldo.
El letrado se había encumbrado en la carrera judicial como Juez titular laboral, empero, en mérito de su buen desempeño había sido promocionado como Vocal provisional y su labor contaba con la aprobación del gremio de abogados, como indicaban los resultados del referéndum de aquella época.
Sin embargo, hasta la fecha nadie sabe o entiende por qué lo mataron, quienes fueron los autores intelectuales que apelaron a la contratación de sicarios para terminar con su vida y para terminar con su expectante trayectoria en la administración de justicia.
Lo cierto es que, como acostumbraba, el magistrado caminaba por la segunda cuadra del jirón Carlos de los Heros, apenas a dos cuadras de la sede central de la División Policial de Chimbote, en donde fue sorprendido por dos sicarios que se le acercaron sigilosamente por la espalda para dispararle a matar.
Desde entonces es muy poco lo que se ha conocido de este luctuoso asesinato, por entonces se le relacionaba con otro crimen registrado en un restaurante de una de las calles que rodean el palacio judicial de Lima, en donde con la misma modalidad del sicariato, fue ultimado a balazos nada menos que el Vocal supremo Hernán Saturno Vergara, de quien se cree su muerte está vinculada al crimen del magistrado chimbotano.
Y es que el crimen de ambos magistrados se ejecutó con una diferencia de dos meses y bajo la misma modalidad, es decir, el uso de sicarios cuya presencia obedece a la manifestación de venganza de una mafia.
Hasta donde se sabe, lo único que se conoció de este asesinato es la captura de un sujeto identificado como Joan Montoro Gómez, quien fue detenido el año 2011 y confesó haber tomado parte en el crimen del vocal Enrique Salazar, incluso, involucró en estos hechos a un conocido empresario pesquero de la localidad e identificó a su chofer como el hombre que se encargó de contratar a los sicarios.
Montoro Gómez ha sido condenado a ocho años de cárcel y se encuentra recluido en el penal de Cambio Puente, recinto penitenciario al cual ha sido derivado también Oscar Oliva Camacho (a) “Oscarito”, un sujeto que ha sido capturado la semana pasada en la capital de la república y quien figura como requisitoriado por el crimen del Vocal Enrique Salazar Guzmán, siendo considerado como uno de los sicarios que llegó en una moto aquella noche.
Precisamente, la detención de Oliva Camacho ha dado lugar a que se desempolve el expediente del crimen del añorado Vocal Enrique Salazar y serán los magistrados de la Sala Penal Liquidadora los que tengan que procesar al sujeto y establecer si realmente forma parte de este asesinato selectivo.
Por lo menos, desde que fue traído a Chimbote el individuo no deja repetir una y ora vez que no tiene nada que ver con este atentado, que ni siquiera conoce Chimbote y que en la fecha en que se perpetró el asesinato del Vocal Enrique Salazar estaba internado en un centro de rehabilitación para drogadictos, mostrando inclusive la copia simple de un documento que pretende acreditar este hecho.
Será prudente que los vocales revisen detenidamente este caso, que deslinden la presunta participación de Oscar Oliva Camacho y que, fundamentalmente, traten de hurgar para conocer cuales fueron los reales motivos por los cuales fue asesinado el magistrado de Chimbote, desde hace diez años para todos es un móvil enigmático, nadie ha podido descifrar las razones de este asesinato a pesar de la gravedad que importó este hecho. Veremos si esta vez, por lo menos, se obtenga alguna pista.
                                                          SALVAJE ESCARMIENTO
Un menor de apenas ocho años fue evacuado de la localidad de Cabana, en la vecina provincia de Pallasca, hacia el hospital La Caleta en la medida que presentaba quemaduras de primer y segundo grado en parte su tórax y espalda y requería de atención especializada.
Ya en el nosocomio y cuando los médicos trataban de conocer el origen de esta quemadura, dieron parte a la Policía en razón que la mujer que acompañaba al padre y al niño reveló que fue su madre la que provocó estas graves laceraciones a su hijo al arrojarle agua hirviendo al cuerpo para castigarlo porque no la obedecía.
Finalmente, después de mucho esfuerzo los médicos consiguieron confirmar esta versión que trataba de ser ignorada por el progenitor porque era consciente que su pareja sería sancionada por este irracional accionar.
Sin embargo, no se entiende esta actitud del esposo, debe ser consciente que de por medio está la salud no solo física sino emocional y psicológica de su hijo al padecer actos de violencia y salvajismo como el que se ha registrado, un hecho que no se puede tolerar y mucho menos admitir como si formara parte de los mecanismos disciplinarios de los padres porque en realidad no lo es.
Ya la Juez de Familia ha dispuesto que se entregue al menor en un albergue provisional y ha iniciado una investigación tutelar a efectos de establecer las responsabilidades en las quemaduras que presenta el niño que permanece internado en el hospital. Es necesario que las autoridades lleguen al fondo de este asunto, una cosa es disciplinar a un hijo y otra cosa es el salvaje escarmiento que le puedan aplicar. Lo que ha hecho esa madre con su hijo es un delito y atenta contra la salud y la integridad del menor, de allí que serán los jueces los que dispongan el encierro de esta mujer porque, la verdad, no se merece menos.