El Alto Comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, cuya sede es la ciudad suiza de Ginebra, encabeza el grupo de organizaciones internacionales que patrocinan la XIII Competencia Mundial de Derechos Humanos “Nelson Mandela”, un evento en el que participan estudiantes universitarios de todos los países del mundo y que está considerado como el más importante de su género en el tratamiento de tan trascendente temática.
El hecho que tres alumnos de la Escuela Profesional de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional del Santa hayan clasificado para participar en la etapa de rondas orales de este certamen mundial, es algo que compromete nuestro total reconocimiento. Ellos son Juan Castro Romero, Génesis Aparicio Murillo y Sonya Guevara Sosa (egresada).
Conforme lo dio a conocer ayer el Diario de Chimbote, esta clasificación es un logro indiscutiblemente y ejemplar. Junto con la prestigiosa Universidad Nacional San Agustín de Arequipa, la Universidad Nacional del Santa comparte el honor no solo de representar al Perú sino también de integrar un selecto grupo de nueve universidades de América Latina y El Caribe que han clasificado a esta nueva etapa del evento.
En medio de la zozobra que estamos viviendo por causa de la pandemia y de tantas malas noticias que traen a diario los medios de comunicación, el logro obtenido por los tres jóvenes universitarios no deja de representar para Chimbote una gratificante dosis de alegría, algo que hace mucho tiempo nos hacía falta.
El mundo entero está viviendo en este momento una lucha frontal y sostenida en defensa de los derechos humanos, la misma que se desarrolla por igual tanto en regímenes democráticos como dictatoriales y demás sistemas de gobierno. El tema adquiere cada día una mayor gravitación porque tiene que ver con el equilibrio que el mundo espera de las llamadas grandes potencias y consecuentemente con el fortalecimiento de la paz universal. Por ello, resulta sumamente importante la realización de eventos como el que motiva este comentario, más aún si se tiene en cuenta la participación de las nuevas generaciones y cuando campo es bien abonado, rinde los mejores frutos.
Asimismo, el acierto de haber denominado Nelson Mandela a este evento, dice mucho del compromiso que tiene el mundo con el legado de este inmortal personaje, empezando por las Naciones Unidas. El líder sudafricano está considerado como uno de los apóstoles de la lucha por los derechos humanos tanto así que, aún después de haber partido a la eternidad, su figura continúa encarnando y liderando esta gesta.
En 1963, siendo todavía un joven abogado, Nelson Mandela fue encarcelado por las autoridades de su país acusado de haber encendido la lucha contra el aparthied o discriminación racial. Durante veintisiete años permaneció en una prisión de la isla Robben, con derecho a recibir una sola visita y una sola carta cada seis meses, hasta que fue liberado en 1990. En 1993 fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz y un año después fue elegido presidente de la república de Sudáfrica para el periodo 1994-1997. Tras su fallecimiento en el 2013, Mandela le ha dejado a la humanidad un legado que solo puede compararse con el nos dejó el gran Mahatma Gandhi.
El logro obtenido por Juan, Génesis y Sonya, es el resultado de méritos personales que han alcanzado el nivel de indiscutibles y ejemplares. Está probado que a partir del espíritu competitivo nacen los triunfos que fertilizan la superación. Pero, claro, la capacidad competitiva que han alcanzado estos jóvenes tiene como base la calidad académica que la Universidad Nacional del Santa, luego de su licenciamiento por SUNEDU, está ahora en condiciones de garantizar.
Por lo demás, nos consta que aparte de la investigación e innovación, el rol de las universidades incluye la conectividad y eso es precisamente lo que también persigue la XIII Competencia Mundial de Derechos Humanos “Nelson Mandela”.
Desde estas páginas deseamos a estos tres jóvenes chimbotanos el mejor de los éxitos no solo en esta competencia en la que están representando al Perú sino también en el ejercicio de su carrera profesional. Gracias a ellos, Chimbote tiene más de una razón para sentirse complacido.