Recién a fines de mayo se conocerá de manera oleada y sacramentada el nombre de los candidatos que participarán en las elecciones regionales y municipales del próximo mes de octubre. Y eso será luego que los diversos partidos y agrupaciones políticas, sin excepción alguna, cumplan con llevar a cabo el proceso de elecciones internas tal como lo dispone la norma electoral y asimismo conforme tendrá que verificarlo la Oficina Nacional de Procesos Electorales, ONPE.
Para este cometido, el órgano desconcentrado de la ONPE acaba de habilitar en nuestra jurisdicción una oficina denominada Plataforma Focal Santa, cuyo personal tiene la expresa misión de asesorar, coordinar y supervisar la realización del proceso de elección interna en cada una de las agrupaciones políticas que han cumplido con regularizar su inscripción.
De esta manera, encuadrando este proceso dentro de su respectivo marco legal, la elección de candidatos se podrá realizar, al menos por primera vez, con todas las formalidades del caso, como lo consagran las reglas de la democracia. Con lo cual se espera dejar atrás esa época negra y no muy lejana de nuestra política criolla donde los candidatos a gobernadores, alcaldes, consejeros y regidores eran elegidos o se autoelegían al compás de la fanfarria o mediante la compra de votos y, en más de los casos, gracias a la toma de locales que incluía la quema de padrones.
La obligación de realizar elecciones internas data de mucho tiempo atrás, pero hasta hoy no ha sido más que letra muerta. Esta grave omisión ha permitido que, en el caso de Ancash por ejemplo, muchos de quienes accedían a una candidatura no figuraban como miembros natos de la respectiva agrupación política. Normalmente éstos eran hábiles oportunistas que aparecían como invitados de último momento, pero que luego se adueñaban del festín gracias al intercambio no solo de favores políticos sino también de futuros compromisos económicos.
Ahora podemos ver con total decepción que, de la misma forma cómo estos mercachifles de la política consiguieron sacarle la vuelta a la voluntad partidaria, así también terminaron sacándole la vuelta a la voluntad popular. El cúmulo de procesos penales con los que muchos gobernadores y alcaldes han terminado su gestión, nos releva de mayores comentarios. Los hechos dicen más que las palabras.
Pensamos que además de garantizar una elemental formación política y un necesario compromiso partidario, las elecciones internas deben ser asimismo el filtro ideal para nominar a candidatos que garanticen experiencia y capacidad en gestión pública, que acrediten una formación académica elemental, pero que por encima de todo transpiren idoneidad y honestidad a toda prueba. Ya no queremos candidatos de ese costal, que lo único que han hecho es demostrar incapacidad, deslealtad, improvisación y ser capaces de cualquier cosa.
Como al término de toda competencia, es posible que las elecciones internas también nos proporcionen más de una sorpresa. Muchos de los personajes que se han adelantado a proclamarse o autoproclamarse candidatos, puede que resulten mordiendo el polvo de la derrota.
Con el mejor de los temperamentos, creemos que en vez de haber gastado tanto dinero en enormes y costosas pintas murales, hubiera sido mejor que estos personajes inviertan ese dinero asistiendo a cursos de capacitación en gestión pública y, mejor aún, en conocer directamente nuestra realidad local y regional. Para que la historia no se repita, esta vez necesitamos candidatos de otro costal.