¡Chinecas, en el ojo de la tormenta!
Las organizaciones agrarias de la provincia del Santa han expresado su posición frente al Gobierno Regional de Ancash, sobre las obras que anunció para el Proyecto Especial Chinecas. Es dentro de este contexto, controvertido y posiblemente irreversible, que las aguas no solo continúan turbias y agitadas sino también amenazan con salirse de su cauce.
En un pronunciamiento público difundido este lunes, las organizaciones agrarias han reiterado su total discrepancia por la forma cómo sus pares de la orilla opuesta, en una inocultable concertación de voluntades, quieren que el proyecto especial Chinecas se conforme con la ejecución de una que otra obra de mantenimiento y mantenga tal cual, como hace treintaicinco años.
En el referido pronunciamiento, los gremios agrarios emplazan frontalmente al gobernador regional de Ancash, Ing. Henry Borja Cruzado, a cumplir con el mandato de la Ley 31345 que declara de interés nacional y necesidad pública la ejecución del proyecto Chinecas a partir de la construcción de una bocatoma única, compartida con el proyecto Chavimochic.
Eso, desde luego, supone llevar a cabo una gestión titánica y poco menos que utópica, muy lejos de la capacidad de iniciativa que caracteriza a la actual gestión regional. Por lo demás, la mencionada ley solo es declarativa y no especifica fuentes de financiamiento, organismos responsables ni plazos de ejecución. Mismo saludo a la bandera.
Como se sabe, la propuesta de reparto equitativo de las aguas del río Santa es la misma que hace treintaicinco años, durante el gobierno del presidente Fernando Belaunde Terry, dio origen a ambos proyectos de irrigación. Lamentablemente, a tan solo mes y medio de asumir la primera magistratura de la Nación, el presidente Alan García Pérez tiró al tacho esta iniciativa para que, tanto Chinecas como Chavimochic, se ejecuten cada uno por su cuenta, con los resultados que ahora todos conocemos.
Pero eso no es todo. El pronunciamiento de las organizaciones agrarias de la provincia del Santa ha puesto el dedo en la llaga al referirse a dos aspectos que son causa, ya no de sospechas ni suspicacias, sino de comprobada mala intención. Uno de ellos se refiere a la presencia en el entorno de la gobernación regional de Ancash de un asesor que al mismo tiempo cumple similar función en las altas esferas del proyecto Chavimochic. El gato, de despensero.
El otro aspecto, igual de preocupante, se refiere a las actas que se exige firmar a quienes asisten a las mesas de diálogo convocadas para tratar el tema de Chinecas. Esta exigencia ha despertado en las organizaciones agrarias la sospecha de que tales actas puedan ser utilizadas como expresión de conformidad, ello a fin de obtener la licencia social que se requiere para ejecutar los trabajos de mantenimiento de Chinecas, pero olvidándose para siempre de la bocatoma única. Eso no sería otra cosa que trabajar a favor del enemigo.