No es broma:
De una vez por todas, convengamos en que ha llegado la hora de acabar con tantos discursos calculados, mentiras piadosas e interpretaciones antojadizas y, en vez de eso, ver las cosas con total transparencia y llamarlas por su verdadero nombre. Al pan, pan, Y al vino, vino. No nos engañemos más.
Tan pronto como el ejecutivo ha reafirmado su voluntad política para destrabar y hacer realidad la ejecución de la III Etapa del proyecto de irrigación Chavimochic, ha empezado a difundirse a través de las redes sociales y de los principales canales de televisión de alcance nacional, un spot que celebra esta decisión gubernamental.
Con toda la certeza del mundo, el spot anuncia que la ejecución de esta III Etapa va a permitir en forma inmediata la incorporación a la actividad agroindustrial de 18 mil hectáreas localizadas en Chao, Virú y Moche, así como de otras 35 mil en la zona de Ascope y Pacasmayo. En total, son 53 mil nuevas hectáreas de cultivo, que van a dinamizar la economía y elevar el nivel de vida de la región La Libertad.
Con todo el entusiasmo que en este momento debe estar viviendo la población liberteña, el spot añade que esta enorme ampliación de frontera agrícola permitirá a su vez generar 200 mil nuevos puestos de trabajo directos e indirectos, al mismo tiempo que se asegurará de por vida el abastecimiento de agua potable para un millón de habitantes.
Sin embargo, lo que no dice el spot es que para asegurar la ejecución de la III Etapa de Chavimochic y conseguir tan importante beneficio, es indispensable, sí o sí, captar un mayor volumen de las aguas del río Santa, posiblemente más de un 80 por ciento de todo su caudal. Esta estimación nos lleva a pensar, con temor apocalíptico, que el 20 por ciento restante no será suficiente ni siquiera para soñar con la ejecución de Chinecas. Pues a ese ritmo, todo indica que las aguas del río ancashino, el más caudaloso de la costa peruana, ya no desembocarán en Santa sino en Chicama.
Si a este fundado temor añadimos la firme determinación de los agricultores de Casma de separarse de Chinecas para construir ellos su propia irrigación, cansados ya de tantas promesas, esta decisión podría ser el tiro de gracias para que el gobierno central, ante la falta de voluntad política, declare inviable la ejecución de Chinecas. Lo que, nos imaginamos, hará saltar de alegría a nuestros vecinos de La Libertad.
Como lo anticipamos en un comentario anterior, es posible que todo esto obedezca a una especie de estrategia encubierta que se ha venido incubando al interior del propio proyecto Chinecas y del mismo gobierno regional de Ancash, incluyendo a la Autoridad Local del Agua con sede en Chimbote.
Las constantes modificaciones que se han hecho del proyecto original Chinecas, a tal extremo de no saber a ciencia cierta dónde se va a construir la bocatoma y hasta dónde debe llegar el canal principal, con toda seguridad han sido caldo de cultivo para que el proyecto termine enredado en su propia telaraña, sin saber qué rumbo tomar.
Quizá eso explique la presencia de operadores estrechamente ligados a Chavimochic pero que al mismo tiempo laboran para Chinecas y el propio gobierno regional de Ancash; hecho que a su vez tiene que ver con el sistemático fracaso de mesas de diálogo que lo único que han hecho es crear más confusión. Y con ha quedado bien claro, a río revuelto ganancia de operadores.
Llevarse el 80 por ciento de las aguas del Santa es como despojar de su bicicleta a un niño a cambio de un caramelo. Para decirlo sin ambages, eso solo puede significar que el gobierno regional de Ancash ha claudicado en su promesa de sacar adelante Chinecas.
Ante la incapacidad de lograr una voluntad política a favor de Chinecas, solo nos queda preguntarnos ¿para eso hemos elegido a un gobernador y a cinco congresistas?.