Editorial

UN GRAVE ATENTADO CONTRA EL MEDIO AMBIENTE

Incendios forestales:

Ante la racha de  incendios forestales que  más de los días arrasa con  los pantanos de Villa María produciendo un grave daño a esta reserva natural y al medio ambiente, la quinta fiscalía provincial penal del Santa se ha propuesto  tomar al toro por las astas y llegar al fondo del asunto. Todo indica que solo así, actuando con firmeza y decisión, se podrá identificar y sancionar con todo el peso de la ley  a quienes resulten responsables de este condenable atentado. Pues ya es hora de poner punto final a esta agresión contra la naturaleza que, como se puede advertir, amenaza con destruir el equilibrio ecológico y medioambiental de Chimbote y Nuevo Chimbote.

Por lo pronto esta dependencia del Ministerio Público ha tomado pleno conocimiento que la causa de los incendios no  es el intenso calor ni la fuerza del viento, como irrisoriamente se pretende hacer creer. Valgan verdades y eso también se ha podido establecer, los incendios forestales tampoco  son responsabilidad  de fumones y gente de mal vivir que suele refugiarse en estos lugares y mucho menos de los propietarios de terrenos privados que se hallan en las inmediaciones.

De acuerdo con las declaraciones tomadas in situ por el Dr. Walberto Rodríguez, miembro  de la referida fiscalía  provincial, los autores de este atentado son las mismas personas que se dedican a la extracción de carricillo y otras especies de flora natural, una actividad cuya comercialización se ha convertido en un lucrativo negocio. Así lo demuestra la presencia de modernas viviendas que dichas personas han construido en el mismo lugar.

Conforme lo han reconocido ante la autoridad, para asegurar el rebrote de la vegetación estas personas acuden a una práctica ancestral que consiste en quemar los tallos del carricillo que quedan a ras del suelo, ya que la ceniza sirve de abono natural para la próxima cosecha.

Con la misma soltura, han reconocido que luego de producida la quema de los tallos, ellos se aseguran de apagar el fuego  pero debido al cambio de dirección del viento  las llamas se reavivan dando lugar  a un incendio incontrolable. Lo que viene a continuación ya es historia conocida. Las lenguas de fuego arrasan con todo lo que encuentra a su paso,  generando asimismo una densa y gigantesca humareda   que incluso pone en serio peligro el tránsito vehicular. Como si fuera poco, debido a la naturaleza fangosa del terreno, la labor de los bomberos normalmente se torna infructuosa permitiendo que a la larga el fuego se apague por sí solo. El más reciente de estos  siniestros, ocurrido el pasado domingo 10, puso al descubierto una vez más todas estas flaquezas.

Con cada incendio, el fuego arrasa no solo con enormes extensiones de flora sino también con gran parte de la fauna silvestre. Como bien sabemos, los pantanos de Villa María albergan una inmensa  variedad de especies vegetales como  carricillo, totora y junco. Pero al mismo tiempo también son el hogar de peces de agua dulce y aves migratorias que anidan por temporadas, todo lo cual contribuye en forma decisiva a mantener nuestro equilibrio ecológico.

Por esa y otras razones, llama poderosamente la atención que hasta ahora este antiguo problema no haya sido encarado con la debida firmeza y rigurosidad, ni por parte de la policía ecológica ni por los funcionarios del gobierno encargados de proteger la flora y fauna silvestre. Tampoco lo han hecho las instituciones que reciben donaciones del exterior supuestamente para desarrollar esta labor de protección.

Eso quiere decir que, con excepción de los magistrados de la quinta fiscalía penal provincial del Santa, el equilibrio ecológico de Chimbote y Nuevo Chimbote no tiene a nadie más quién lo defienda.