COMANDO
Uno de los operadores de la red criminal de Ancash, bajo la careta de dirigente sindical de construcción civil fue nada menos que Evaristo Chauca Huete, un elemento sumamente violento que se encargaba de organizar las cuadrillas de sujetos que atacaban las obras y la emprendían contra todos aquellos que se oponían a los designios de su líder César Álvarez Aguilar. Una de estas arremetidas violentas que protagonizó fue la incursión en una obra del parque industrial que se levanta sobre terrenos de Chinecas, en el sector de Atahualpa, en donde Chauca Huete lideró una horda que destruyó todas las paredes y edificaciones que se levantaron. No se trataba únicamente de una protesta por la disputa de “cupos” como podría pensarse, sino que fue una acción netamente política emprendida por los “comandos” que en aquella época se oponían a la transferencia, vía donación, de los terrenos de Chinecas para promover el desarrollo de la industrial y la pequeña empresa. Como esa entrega de terrenos era rechazada por César Álvarez, al operador comando no le quedó otra cosa que atacar y para ello llevó gente de mal vivir que destruyó todo lo que encontró a su paso. La semana pasada se ha realizado una audiencia en el juicio oral que se le sigue por su participación en estos actos de violencia y uno de los albañiles que estaba a cargo de la obra identificó plenamente a Chauca Huete como el organizador de esa asonada, no tuvo reparos en señalar con el dedo acusador al sujeto que seguía las incidencias del juicio por teleconferencia en la medida que se encuentra encarcelado en el penal de “Piedras Gordas” por sus vínculos en el caso “La Centralita”. Ahora que en este proceso se están recabando pruebas contundentes, se espera que la justicia sancione a esta gente que puso en boga el vocabulario de la violencia en la época más oscura de corrupción de la región. Para dar vuelta a la página a este penoso capítulo, los ancashinos necesitamos muestras de firmeza y contundencia de la justicia contra los que promovieron ese clima de corrupción.
CONDENA
Los acontecimientos registrados en Huaraz, con la toma de cargo del gobernador (e) Enrique Vargas Barrenechea y la captura en Chimbote de la organización criminal “Los Orellanitas”, dejaron en segundo plano informaciones que son importantes para la ciudad. Una de ellas fue, qué duda cabe, la condena de 15 años de cárcel que se le impuso a Juan Rivadeneyra Vásquez, más conocido en el lumpen como “Chato Juan”, quien a lo largo de 30 años manejó el negocio de la droga en el sector conocido como “La Antena”. Esta condena es la secuela de un proceso de investigación minucioso y sumamente reservado que manejó la SEANDRO de Chimbote, la misma que apeló a los videos de las cámaras de vigilancia de la Municipalidad Provincial del Santa y al apoyo de agentes encubiertos que pudieron recopilar las pruebas suficientes como para sorprender y capturar a esta gente “con la droga en las manos”. Este operativo fue tan reservado que ni siquiera los cientos de agentes que fueron convocados para dar seguridad supieron donde se dirigían, les quitaron los teléfonos celulares y los llevaron primero por un camino desconocido para que no se sospeche de nada. Esto fue, lamentablemente, necesario porque esta gente manejó este delincuencial negocio aprovechando la corrupción en las huestes policiales, pagando cupos para que les informen de los movimientos de los agentes especializados y Fiscalías, solo de esta forma pudieron mantener por tantos años este ilícito negocio. Hoy llega a su fin con esta condena de 15 años de prisión que, teniendo en cuenta que se trata de un delito de tráfico de drogas, no debe contar con beneficio penitenciario alguno y se haga cumplir la sentencia hasta el último día.
GESTO
Mientras que por un lado lamentamos la presencia de malos Policías que encubrieron a cambio de dinero el ilícito negocio de “La Antena” por muchos años, por otro lado no podemos dejar de aplaudir la presencia de elementos honestos dentro de la misma institución tutelar. Uno de ellos es, qué duda cabe, el Sub oficial de segunda Lander Salazar Rodríguez, quien la semana pasada encontró una billetera con dinero y documentos personales de una ciudadana en el vecino distrito de Santa y procedió a devolverla íntegramente como corresponde. El efectivo policial se dirigió a la dirección que aparecía en el DNI de la dueña de la billetera pero ya no vivía en ese lugar por lo que la entregó en la sede policial a la cual, casi coincidentemente, llegó Nataly Medina Casana para denunciar la pérdida de sus documentos en esa billetera. Gestos como los del Sub oficial Salazar ya casi no se ven por ello es importante destacarlos y reconocerlos.