Editorial

CONJUGANDO MAL EL VERBO DESALOJAR

Ha transcurrido más de una semana desde que la Municipalidad Provincial del Santa otorgó  un plazo de 24 horas a los comerciantes que vienen ocupando el parque Fesideta, para que desalojen este lugar.  Tal parece que, con algo de imperdonable tardanza, las autoridades municipales han comprendido por fin que el parque Fesideta es un espacio no solamente de uso público sino también parte del ornato y patrimonio urbano de Chimbote, que debe mantenerse a salvo de cualquier  estropicio o falta de respeto..

Conjuntamente con la notificación de desalojo, la comuna provincial propuso a los comerciantes un total de cinco lugares alternativos hacia donde podían trasladarse para seguir desarrollando su actividad comercial. Pero, como ya es costumbre en estos avatares, las disposiciones municipales nunca se acatan de buenas a primeras.  Éstas casi siempre generan resistencia y así lo demuestra el hecho que, a más de una semana de haberse vencido el plazo para el desalojo, los comerciantes  continúan utilizando el parque como si se tratase de una parada más.

En respuesta al planteamiento  de las autoridades municipales, los comerciantes han expresado su total  rechazo a dicha medida porque, como la propia municipalidad lo ha adelantado, el traslado a cualquiera de los lugares alternativos no será definitivo sino simplemente temporal. Un traslado en estas condiciones jamás va a solucionar este problema que afecta a la ciudad, ya que lo único que hará será alargarlo en forma indefinida. Eso significaría que en cualquier momento los comerciantes van a ser objeto de un nuevo desalojo, con todas las penurias y gastos que eso representa.

Cabe precisar  asimismo, y esto es lo más gravitante, que  una nueva ocupación provisional también significa que los comerciantes van a seguir atendiendo al público en condiciones  precarias e inseguras. Pues ante tal eventualidad, va a ser imposible que puedan contar con instalaciones propias de agua, desagüe y electrificación, exponiendo a la población a una serie de siniestros que son parte de una historia ampliamente conocida.

Como lo hemos dado a conocer en nuestra edición de ayer, ante la incapacidad municipal de optar por una solución  definitiva y convincente, los comerciantes se han visto en la necesidad de solicitar la intermediación de la Sub  prefectura provincial  del Santa  para que se les permita seguir ocupando el parque Fesideta; eso hasta cuándo se pueda hablar en término coherentes de un lugar seguro y definitivo.

En casos como éste la regla es muy clara. Antes de proceder a un desalojo, primero  hay que habilitar el lugar que van a ocupar los desalojados. El caso más ilustrativo de esta regla ocurrió en mayo del año 1998 cuando más de 3 mil ambulantes que ocupaban los alrededores del mercado Modelo fueron reubicados al centro comercial Los Ferroles. Una historia totalmente diferente.

Como se puede ver, no se trata de disimular el problema para que sea otro el que lo solucione. Pero tampoco es cuestión de conjugar mal el verbo desalojar.