Fue tantas veces criticado, y en los últimos partidos hasta resistido por parte de los aficionados chimbotanos, pero supo asimilar las críticas y trabajar duro para lograr el objetivo de clasificar a la finalísima de la Copa Perú.
El domingo en el estadio San Pedro, podría ser el renacimiento del portero Ricardo Gonzales, quien no solo se reivindicó, sino que logro meterse a la hinchada al bolsillo.
Todo empezó ante Verdecocha en Huánuco, en un error que propició una serie de críticas, y por las redes sociales, el guardameta de Bruces, terminó en la hoguera por las críticas.
Pero gracias al apoyo de la hinchada, que lo espero a su llegada del viaje, Gonzales supo asimilar el golpe y seguir adelante.
Los hinchas suelen ser duros y hasta crueles, no le perdonaron nada al joven portero, pero Ricardo continuó firme en lo que quería, tenía un objetivo, en lo personal, pero lo mas importante fue el grupal, llegar a la finalísima.
Poco a poco, partido a partido fueron avanzando, con errores, aciertos y tropiezos, pero todo eso los hizo más fuertes, especialmente a él.
El domingo, cuando el partido terminó y decretaron la clasificación a la finalísima de la Copa Perú, y Ricardo Gonzales fue corriendo hasta la tribuna donde ubicó a su padre, con quien se enfundó en un efusivo abrazo, como diciendo, lo logre.
Él señor es mi papá, siempre me apoya, siempre viene a verme y me sigue, por eso corrí a la tribuna a buscarlo para abrazarlo porque logré lo que me propuse, y él también se lo merecía porque sufrió conmigo y ahora lo disfrutó, apuntó Gonzales.
La verdad es que estuve muy emocionado, por todo lo que pasé, el domingo fue como mi resurrección, porque logramos el objetivo de clasificar a la finalísima, y nosotros nos merecíamos esto, el grupo trabajo mucho para esto, y ahora lo conseguimos, solo nos queda una semana para luchar y pelear por alcanzar el sueño de llegar a la Liga 1.