Por: Víctor Andrés Ponce (*)
Si el avance del maoísmo en el control del Ministerio de Educación (Minedu) no se convierte en un asunto capital en el país, se explica porque, de una u otra manera, la oposición ha abandonado la defensa de plataformas y batallas parciales y solo se ha enfocado en la vacancia del jefe de Estado y la búsqueda de una transición política.
Todos los peruanos de buena voluntad debemos apoyar una transición que nos saque del desgobierno nacional en que nos ha sumido el gobierno de Pedro Castillo, sin embargo, todo depende de los votos en el Legislativo. Y mientras no existan los votos, la oposición democrática debe derrotar las estrategias comunistas y colectivistas en los diferentes sectores del Estado, porque es una manera efectiva de detener el proyecto de la asamblea constituyente.
Uno de esos sectores incuestionablemente es el educativo. A estas alturas nadie puede negar que la Federación Nacional de Trabajadores de la Educación Peruana (Fenate), de clara orientación maoísta, en la práctica, cogobierna con el ministro de Educación, José Serna. Más de un reportaje periodístico y diversos hechos así lo confirman.
Por ejemplo, ya se conoce que, silenciosamente, se ha comenzado a desmontar la carrera pública magisterial. Es decir, el sistema que ha posibilitado nombrar y promover al 55% del total de los docentes de la escuela pública en base a criterios meritocráticos. Es decir, más de la mitad de los 370 mil maestros. ¿Cómo así se destruye la carrera pública magisterial? Sucede que alrededor de 20,000 directores nombrados por concurso en el 2014 -es decir, autoridades de cerca de la mitad de los colegios nacionales- y ratificados en el 2018, a partir de ahora, cuando se venzan los plazos de los cargos, los puestos serán encargados a dedo por el Minedu.
Los nuevos encargados evidentemente serán los sindicalistas vinculados al Fenate y ellos tendrán la última palabra en el concurso de la carrera pública magisterial de este año. En el próximo verano evaluarán las hojas de vida y las clases modelos en aula de todos los concursantes. ¿Alguien duda acaso que, en el Fenate, se priorizará al sindicalista que adoctrina en vez del maestro de calidad? De otro lado, se conoce que el Fenate también se ha propuesto convertirse en protagonista central de la reforma curricular con el objeto de garantizar el adoctrinamiento en el credo colectivista a las próximas generaciones.
Es incuestionable entonces que existe una amenaza totalitaria en la educación. Vale recordar que, en los sesenta, setenta y ochenta, el maoísmo controló la educación pública y Sendero Luminoso ensangrentó al Perú. Algunos sociólogos sostuvieron que el terror del senderismo fue uno de maestros y estudiantes. Tenían mucha razón.
Ante el avance del control maoísta, el sector privado educativo y las asociaciones de padres de familia deben convertirse en la muralla contra el proyecto totalitario en la educación. El sector privado educativo atiende la demanda de un tercio de los estudiantes de la educación básica y dos tercios en la educación superior. Por su marcada pluralidad en la oferta educativa, los colegios privados son fundamentales para enfrentar la homogeinización colectivista que propugna el maoísmo.
Igualmente, los padres de familia que, en diversas ocasiones, han desarrollado gigantescas movilizaciones contra la llamada ideología de género, hoy tienen la enorme responsabilidad de organizarse y movilizarse en la defensa de un currículo de calidad y en la necesaria pluralidad de las corrientes e interpretaciones en la educación.
En cada colegio, los padres de familia deben exigir ser protagonistas del proceso curricular tal como lo establece la ley. Finalmente, la pluralidad en la educación es una condición para cualquier futuro en libertad.
(*) Director de El Montonero
(www.elmontonero.pe)